El Gobierno fracasó en su intento de designar en el Senado a Ariel Lijo como nuevo juez de la Corte Suprema.
Hace días que en Casa Rosada desconfiaban de las negociaciones con el peronismo, y finalmente se cayó. Tras una semana de un escándalo cripto que no para de crecer, las sospechas de corrupción contra Javier Milei terminaron erosionando las discusiones con la oposición.
Ahora el Plan B es designar a los dos candidatos del Ejecutivo, Lijo y Manuel García Mansilla, por decreto.
El impulsor de Lijo, el cortesano Ricardo Lorenzetti, le prometió al Gobierno “un juez con votos”, pero los votos no llegaron, y entre una parte del peronismo y el PRO dejaron a Milei (por ahora) sin jueces de la Corte Suprema.
La Libertad Avanza no logró el jueves conseguir ni senadores para el quórum, y además tenían la información de que tampoco conseguirían los votos para aprobar el pliego del juez Ariel Lijo, que ya tenía dictamen.
Finalmente, el oficialismo decidió no convocar a la sesión del viernes que estaba en análisis para tratar el tema. Recién se podrá debatir después del 1° de marzo, cuando inicie el período ordinario de sesiones.
Así, Lijo se cayó, y por eso mismo, al advertir este escenario, es que en el Gobierno salieron a operar este miércoles a la tarde que si se caía ese juez, iban a poner “a los dos más libertarios que haya”.
El escándalo en el que está metido Milei por estafa y sospechas de sobornos fue clave en las negociaciones caídas. Sobre todo con una parte del PJ y del PRO, que fueron los actores clave en tirar abajo la sesión.
“Con los votos totales de los peronistas y nuestros juntábamos 40, y quedábamos a tiro de los 48 necesarios que los juntábamos sí o sí. Nos cagaron”, se lamentaba ante este portal un funcionario en los pasillos de la Rosada.
Las negociaciones entre el peronismo y el Gobierno hacía meses que venían tambaleando y ponían en riesgo sobre todo el pliego de Lijo. El del otro juez, Manuel García Mansilla, ya estaba descartado.
En medio de este fracaso del Gobierno, el negociador de parte de Milei, Santiago Caputo, se fue de viaje a Estados Unidos a la cumbre de la CPAC en Washington. Pero antes, el jueves, hubo reuniones extensas con el otro protagonista oficialista de la rosca judicial: Sebastián Amerio, Secretario de Justicia.
También se les sumó Santiago Viola, abogado que trabaja para Lule Menem, y ocupa un despacho en Casa Rosada. Este letrado es de referencia y consulta del mileísmo, y trabajó varios años para Lijo. Es clave en esta historia.
El Plan A fracasó.
Ahora Milei, Caputo y Amerio cranean el Plan B y C de la Rosada.
La primera opción es nombrar a Lijo y Manuel García Mansilla por decreto la semana próxima. “Vuelve el presidente de Estados Unidos y lo define él. Está todo supeditado a Milei, pero el principal panorama es que salen los dos por decreto la semana que viene”.
La opción C es nombrar por decreto Manuel García-Mansilla y que lo acompañe otro juez. Según señalaron fuentes de Casa Rosada a El Destape, el Gobierno sumará a uno de entre Ricardo Rojas (ex juez que Milei admira); Ricardo Ramírez Calvo (cercano a García-Mansilla); Carlos Laplacette (del polémico estudio Cassagne); Alberto Bianchi (socio de Santiago Castro Videla, Procurador General del Tesoro); y una mujer de la que no dejaron trascender el nombre.
Milei quiere a los dos nuevos jueces de la Corte designados y sentados en la foto del 1º de marzo en el Congreso, donde abrirá las sesiones ordinarias de este año.