… experiencias para compartir, los animo a que lo hagan expresándose en largo donde fuere, y dejando aquel posteo limitado a un par de líneas que fue expresamente diseñado no para sintetizar la comunicación, sino para interrumpirla y limitarla.

Un gran tsunami puede devastar una región costera en un instante, y sus consecuencias suelen permanecer en la memoria colectiva por su efecto catastrófico. Seguro el lector recuerda algunos ocurridos; en la contraparte, casi anónimas, insistentes y perdurables, las olas devoran milímetro a milímetro las costas de todos los continentes, desde que el océano existe.

La simetría con aquello que cada ola desde siempre mastica y arrastra al abismo del océano, es la acción de hipócritas y timberos que también desde tiempos inmemoriales y de forma oculta e imperceptible, se han ocupado en Argentina de socavar gramo a gramo la economía y finanzas del país, la calidad de vida de la ciudadanía por generaciones, y la capacidad de desarrollo en lo público y en lo privado por igual, es decir: el futuro compartido de todos.

Gran parte de estos hipócritas y timberos están ocultos de la vista de la sociedad, amparados por máscaras de diversa índole que aparentan ser desde empresarios honestos a entidades de todo orden, y que a diario se llenan la boca de mentiras sobre lo expertos y honestos que son, mientras del otro lado del espejo el olor a podrido inunda su vida privada y familiar. Pero otra parte importante de estos mal nacidos están todos los días en las pantallas de televisión y redes sociales, vociferando supuestos ideales y logros que en la realidad no existen, y que ocultan las peores intenciones de codicia y odio.

Hipócritas y timberos que son literalmente la sarna de la sociedad argentina, y que reptan inmundos cada vericueto del tejido económico, financiero, social y cultural, buscando las grietas del sistema para aprovecharse del otro, de cualquier otro, para sí mismos y para los parásitos que son sus vehículos y que jamás se detienen.

Esta plaga nauseabunda se exterioriza cuando el orgasmo de la abundancia del saqueo, se convierten en políticos, funcionarios de todos y cualquiera de los tres Poderes del Estado, ganan en impunidad y multiplican sus hábitos viciosos y riquezas mal habidas, protegiéndose unos a otros en un círculo enfermizo que al igual que las olas del océano, sólo se ven cuando estallan en la costa, para luego permanecer invisibles de la superficie y la mirada de la ciudadanía.

Dañinos por naturaleza, aún por el placer de causar sufrimiento, o por la pretendida superioridad de la imposición de su ego por sobre la identidad de los demás, los hipócritas y timberos son difíciles de erradicar, pues todo un ejército de cómplices serviles los apañan y justifican, ya por haber sido comprados con dineros robados que aporta la ciudadanía con sus impuestos, ya por propia iniciativa, pues ellos también quieren convertirse algún día en la porquería que protegen.

Son tal vez estos cómplices incondicionales a la rapiña del Estado que ocupan cargos estratégicos "con firma", la base más peligrosa que fundamenta el accionar de los hipócritas y timberos, esto es justamente por su posición en el estrato social; la mayoría de ellos ,profesionales de las disciplinas que sean, usan sus títulos para avalar los excesos de sus mandantes, violando con ellos no sólo sus juramentos profesionales, sino también los principios éticos y deontológicos de su profesión, y la Ley.

Todas las obras mal hechas que descascaran cemento y exudan hierro oxidado a un año de haber sido terminadas, todos los préstamos internacionales que se fugan de Argentina bajo retorcidos mecanismos financieros, todos los equipamientos estratégicos desde trenes, centrales de energía, hasta aviones y barcos que se compran en el exterior y a las semanas se les cae la pintura que les lavaba la cara para hacerlos parecer más o menos nuevos, cuando en realidad son chatarra, todas las decisiones y negociaciones en política internacional y diplomacia que han ido en contra de los intereses de Argentina, y entre muchas otras, todas las omisiones de fiscalizar cumpliendo las misiones y funciones delegadas por la ciudadanía que han concluido en desastres de toda clase, ¡todas! llevan la firma de al menos cinco "autoridades" con título académico habilitante; y digo todas a nivel federal, provincial y municipal en la órbita de los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial de Argentina.

Lo he dicho por décadas, ¡la ciudadanía argentina no tiene ni idea de lo que le han robado!, cómo se lo han robado y dónde terminó lo robado, ponga cualquier lector la cifra alocada que desee, y no estará ni cerca de la realidad.

Durante ese tiempo he realizado denuncias públicas, por privado y notariales, periodísticas, judiciales, institucionales e internacionales, entre otras, y siempre me encontré con los "expertos" y sus diplomas colgados en la pared, y su desesperación para tapar y hacer desaparecer los hechos, incluso con las más alocadas teorías.

Por fortuna, Argentina posee verdaderos profesionales comprometidos con su profesión, con la ética y la moral de la cual depende, y a la cual honra su comportamiento público y privado. No han sido los más, pero están allí siempre tratando de no ser pisados por la mugrienta suela de los hipócritas y timberos, ellos son una verdadera esperanza para el país, pues hacen de su comportamiento una raíz de vida tanto individual como familiar, haciendo llegar a sus propios hijos, alumnos y a todo el resto, otra calidad de mensaje, serio y comprometido.

Y no se confunda quien lea esto, estas no son sólo palabras huecas, entre muchas cosas, aquellas que las personas no ven, como por ejemplo el borrado con alcohol de la fecha de los envasados en un mercado de barrio, pasando por la pretenciosa y falsa formulación estadística de toda clase de índices, hasta la negativa de aplicación de estudios técnicos sobre el trazado de las fronteras del país, con la excusa que no son democráticos, cuando esa misma persona se enriqueció en propiedades con normas no democráticas, existen muchas pequeñas y grandes acciones que asesinan a los argentinos, a sus familias, trabajos, comunidades, y a la Argentina misma como Estado y Nación.

Mientras esto sigue ocurriendo sin solución de discontinuidad, los hipócritas y timberos propulsores de una sociedad necrótica para su propio beneficio, se expresan públicamente haciendo gala de una desvergüenza sólo comparable a las de los criminales de guerra, capos mafiosos y autoritarios xenófobos, pretendiendo que los despidos de trabajadores públicos y privados, la agitación pública del odio, la entrega clandestina de patrimonio de todos, y el endeudarse para poder pagar las deudas contraídas anteriormente entre otros asuntos, son logros que hay que festejar.

Dicen, y es cierto, que tanto Dios como el Diablo saben más por viejos que por tales. Con muchas personas pasa algo similar, y entre ellas tengo el atrevimiento de incluirme, y aún sin compararme con ellos o con alguien más, diré para cerrar esta crónica de "Los hipócritas y las timbas", que a ninguno de los que estamos de este lado nos van a hacer callar ni las amenazas de algún integrante del "brazo armado de..." cuyos registros en video y audio, huellas digitales de las piedras que arrojó y ADN de sus escupidas que ya están en tratamiento prejudicial, ni una "bala perdida" según un profesional muy pero muy asustado, ni todo el orquestado meticuloso para sembrar incertidumbre y terror a lo largo y ancho de Argentina, que entre otras cosas viene sumando quemas de bosques y coches, y ataques a ancianos y niños de una forma nunca antes vista, nos van a intimidar.

Cuidado el periodismo de quienes exponen la verdad sin maquillaje; cuidado los empresarios honestos grandes, medianos y pequeños; cuidado las madres de niños en edad escolar de primaria y secundaria, cuidado los jóvenes universitarios; cuidado quienes honran la vida, el respeto por el otro y la decencia...; cuidado porque vienen por Ustedes y los suyos, pues esto recién empieza, quienes están a la sombra conspirando y al mismo tiempo muestran una cálida y brillante luz, que es sólo un espejismo fabricado para confundir y arrastrar al abismo, vienen por lo suyo.

La ciudadanía argentina ya fue, dentro de la Ley, por muchos de estos hipócritas y timberos, y no lo duden que iremos de la misma forma por el resto tarde lo que tarde; nadie tiene escapatoria de la Vida como sentencia universal y karma humano, que nos cobra a todos y cada uno de nosotros nuestras omisiones y malicias, y que siempre está atenta y expectante esperándonos de la forma más impensada a la vuelta de alguna esquina para cobrarnos nuestras deudas.

Mi respeto a todos.

Javier Walter Sofía
DNI 17.281.217

Nota de la Redacción: El columnista Javier Walter Sofía fue objeto hace apenas horas atrás, de una artera y anónima agresión en Río Gallegos, que le provocó lesiones que lo obligaron a ponerse en manos de los médicos y a radicar una denuncia penal. Fue un ataque a piedrazos que le “astillaron la apófisis de una vértebra y quebraron otra. De hecho estuve las últimas 15 horas internado por ese tema”, explicó el científico, investigador y periodista. Sofía explicó además, que las propias autoridades judiciales que tomaron su caso, le reconocieron que ese tipo de ataques está pasando en todo el país. En primer lugar toda nuestra solidaridad y respeto a Javier Walter Sofía en estas circunstancias. Luego, la absoluta seguridad de que desde MaracóDigital resguardaremos su libertad y derecho a trasladar en sus columnas sus investigaciones de años con las expresiones que sólo él considere. El contenido de la pluma de nuestros colaboradores es sagrado en MaracóDigital. Y como nos caben las generales de la ley, tampoco serán las acciones desde las sombras de quienes añoran la dictadura, los que nos hagan siquiera mella para cambiar el rumbo. Alberto Callaqueo. Director editorial de MaracóDigital.net