Su extracción de ecosistemas en los que tiene un papel activo puede provocar erosión y deterioro de la biodiversidad, entre otros daños.
La arena es el material sólido más utilizado en el mundo, sólo el agua supera su uso. Cada año se explotan 50.000 millones de toneladas de ese recurso natural, sin que haya una vigilancia adecuada del impacto de su extracción en la naturaleza, alertó este martes un nuevo estudio del Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA).
Para hacerse una idea de cuál es su uso, la agencia de la ONU da este dato: esos 50.000 millones de toneladas que se usan cada año, serían suficientes para construir un muro de 27 metros de ancho y 27 metros de alto alrededor del planeta Tierra.
La arena es un material esencial para el desarrollo económico, dado su papel en la construcción de viviendas y otra infraestructura, pero su extracción de lugares en los que desempeña un papel activo, como los ríos y los ecosistemas costeros o marinos, puede provocar la erosión, la salinización de los acuíferos, la pérdida de protección contra las mareas de tempestad, y el deterioro de la biodiversidad.
Todos estos daños suponen una amenaza a los medios de subsistencia de millones de personas, ya que impactan, por ejemplo, el abastecimiento de agua, la producción de alimentos, la pesca y la industria del turismo, entre otras afectaciones.
La arena proporciona hábitats y zonas de cría para una gran diversidad de flora y fauna, y desempeña una función vital de apoyo a la biodiversidad, como ocurre en el caso de las plantas marinas, que actúan como sumideros de carbono o filtran el agua.
Además, la arena en las costas protege contra las mareas de tempestad y los impactos del aumento del nivel del mar.
Sobreexplotación
Los autores del informe “Arena y sostenibilidad: 10 recomendaciones estratégicas para evitar una crisis”, afirman que la arena es un recurso clave para hacer frente a la triple crisis planetaria del cambio climático, la contaminación y la pérdida de biodiversidad. Sin embargo, se está utilizando más rápido de lo que se puede reponer de forma natural, por lo que es urgente que se administre de forma responsable.
“El mundo ha gozado de un acceso fácil a la arena, y como consecuencia, la arena se está usando más rápido de lo que puede reponerse por procesos geológicos naturales, produciendo daños a los ecosistemas. (…) Hasta ahora es posible que hayamos considerado la arena como un material común; es hora de reevaluar y reconocer la arena como un material estratégico”, apunta la directora de la División de Economía del PNUMA en la presentación del estudio.
Sheila Aggarwal-Khan advierte también que con un incremento de la población urbana mundial, proyectado en 68% para 2050, la demanda de arena aumentará, por lo que es imperativo regular su uso para evitar una crisis ecológica.
“Hemos llegado a un punto en el que las necesidades y expectativas de nuestras sociedades no pueden satisfacerse sin mejorar la gobernanza de los recursos de arena”, enfatiza.
Recurso finito
Por su parte, el coordinador general del informe, Pascal Peduzzi, aseveró que para lograr un desarrollo sostenible, hace falta cambiar radicalmente la forma de producir, construir y consumir productos, infraestructuras y servicios.
“Nuestros recursos de arena no son infinitos, y tenemos que utilizarlos de forma inteligente. Si conseguimos controlar la forma de gestionar el material sólido más extraído del mundo, podremos evitar una crisis y avanzar hacia una economía circular”, sostuvo Peduzzi.
En este tenor, el PNUMA instó a que se reconozca a la arena como un recurso estratégico, tanto por su utilidad para la construcción como por sus múltiples funciones en la naturaleza.
Diez recomendaciones
Para ello, elaboró diez recomendaciones para los gobiernos, las industria y los consumidores:
* Reconocer a la arena como un recurso estratégico, que brinda servicios ecosistémicos vitales y sustenta la construcción de infraestructura básica en pueblos y ciudades en expansión a nivel mundial.
* Elaborar planes justos para regular el uso de la arena, tomando en cuenta las voces de todas las personas afectadas.
* Orientar los modelos de explotación hacia un futuro regenerativo y circular.
* Adoptar políticas y marcos legales estratégicos e integrados horizontal, vertical y interseccionalmente, en sintonía con las realidades locales, nacionales y regionales.
* Establecer la propiedad y el acceso a los recursos de arena a través de derechos minerales y consentimiento.
* Mapear, monitorear e informar sobre los recursos de arena existentes, para poder tomar decisiones transparentes y basados en la ciencia.
* Establecer buenas prácticas, estándares nacionales y un marco internacional coherente.
* Promover la eficiencia y la circularidad de los recursos al reducir el uso de arena, sustituyéndola por alternativas viables, y reciclar productos hechos de arena cuando sea posible.
* Practicar un abasto responsable, mediante la adquisición consciente de arena de manera ética, sostenible y manera socialmente consciente.
* Restaurar los ecosistemas y compensar las pérdidas con conocimiento, medidas de mitigación y soluciones basadas en la naturaleza.
El informe también sugiere que los gobiernos, las industrias y los consumidores fijen un precio para la arena, que reconozca su verdadero valor social y medioambiental.
El PNUMA propone, asimismo, que se elabore una norma internacional sobre cómo se extrae la arena de los mares, y que se prohíba su extracción de las playas, debido a su importancia para la resistencia de la costa, el medio ambiente y la economía.