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  MIÉRCOLES 26/03/2025
La crecida del Pilcomayo hace estragos en el Chaco salteño
La situación es crítica. Ni bien había comenzado este lunes en Santa Victoria Este, los vecinos y trabajadores de distintos entes gubernamentales trabajaban de forma incansable en medio de la oscuridad para armar defensas, para evitar que un desborde del río Pilcomayo ingrese a este pueblo del Chaco salteño.

El tema es con los otros pobladores originarios que ya fueron desplazados de sus lugares por la crecida del río: perdieron todo y andan deambulando en campamentos levantados a orillas de la ruta provincial 54.

Un equipo de El Tribuno de Salta llegó a esta zona del duro Chaco salteño para mostrar cómo está viviendo la gente, lo que esperan que sea la peor crecida del Pilcomayo desde 2018.

Mientras, desde el Gobierno de la Provincia informan que están multiplicando la ayuda para llegar a todos con comida y agua, que a esta altura es lo básico y muy necesario.

En la noche del sábado, Provincia informó que se estaba trabajando para evacuar a los vecinos de los parajes Hito 1, La Puntana, Monte Carmelo y Santa María. Es que el agua hizo destrozos en esos lugares.

Ayer las autoridades señalaban que habían evacuado más de 260 personas de estos lugares. El tema es que en las recorridas de este diario por la ruta 54, se pudo ver muchísima gente buscando dónde quedarse.

Colchones a cuestas, muchos casi con lo puesto, armando especie de carpas con plásticos, ese era el escenario.

La precariedad duele

Este medio recorrió un amplio terreno, en medio del monte. Allí estaba la gente que salió de Santa María. “Son unos 160 mayores y 80 menores. Pero se nos van sumando”, dice Roberto Sánchez, uno de los caciques de esta comunidad.

“La gente está saliendo de a poco, nos agarró con lo puesto. Perdimos todo. Sabemos que ahora es imposible volver. Hay que esperar que baje el río. Esto es un desastre”, aseguró.

El referente originario dijo al gobierno provincial que necesitaban comida de forma urgente, agua, zapatillas y ropa, para chicos y grandes. “Sabemos que nos vamos a quedar acá varios días”, dijo.

En otro sector de la ruta 54 estaban los miembros de la comunidad aborigen Misión Grande, también de Santa María. Ellos también perdieron todo por la crecida.

Si bien no sabe a ciencia cierta la cantidad de gente, el cacique Eduardo Severo dice que “deben ser unos 1.000 los que se evacuaron”.

Y alerta sobre la gente que se quedó en el monte y no salió, ya que no tienen para comer. Igual situación atraviesan los que armaron campamentos improvisados. Necesitan de todo: mercaderías, ropa, agua, remedios.

En Santa Victoria Este, el agua no había llegado ayer por la tarde. Allí la gente trabajaba bajo una tensa calma en la construcción de defensas. Allí, el cacique José Palma daba cuenta de que estaban bajo peligro.

“En Santa María, Monte Carmelo, Pozo la China, San Bernardo, La Merced 1 y 3, ya están afectados”, detalló. Y agregó, que de acuerdo a lo que le decían que en Bolivia sigue lloviendo, el alerta estaba hasta el 24 de marzo.

Refuerzo sanitario

El ministro de Salud Pública, Federico Mangione, informó que se reforzó la atención sanitaria con dos médicos que atienden en los puestos establecidos en la escuela y el templo de la zona afectada.

Además, se envió una partida de refuerzo de medicamentos para el Hospital y todos los puestos sanitarios operativos, como así también alimentos para el nosocomio, para asegurar la atención de los pacientes.

La subsecretaria de Medicina Social, Gabriela Dorigato, quien se encuentra en la zona coordinando los equipos locales, indicó que se han desplegado tres equipos de salud para cubrir las necesidades de diferentes comunidades: uno se instaló en la escuela, otro se dirige a un puesto cercano, y un tercer equipo recorre la ruta para evaluar las necesidades de otras comunidades.

Cada uno está compuesto por un médico, nutricionista y enfermeros. Ayer se trasladaron dos embarazadas desde Pozo el Toro al hospital de Santa Victoria Este.

Finalmente, desde el área de Epidemiología, se está dando asistencia de vigilancia referida a los casos de hepatitis A y a las diarreas, y otras enfermedades hidrotransmisibles que puedan surgir. Hoy llegará un equipo multidisciplinario de extramuros con profesionales, para garantizar la asistencia a todas las comunidades afectadas.

Ayer también se restableció el agua potable para los pobladores de La Puntana e Hito 1, con generadores gestionados por el Ente Regulador de Servicios Públicos con Edesa. Trabajaron en el lugar para restablecer el servicio junto al equipo de Defensa Civil y el Ejército Argentino.

Crisis humanitaria

La región del Chaco salteño enfrenta una crisis humanitaria tras más de una semana de inundaciones provocadas por el desborde del río Pilcomayo. La situación se agravó este domingo con la crecida del río Bermejo, dejando a varios parajes “encapsulados”, y sumiendo a la población en la desesperación.

Localidades como Las Vertientes y Larguero, así como comunidades indígenas de Rivadavia Banda Sur, cercanas al límite con Formosa, se encuentran rodeadas de agua, sin acceso a servicios básicos, como luz y alimentos, y con la ayuda humanitaria bloqueada.

En Rivadavia Banda Sur, la situación es crítica, con viviendas completamente inundadas y familias aisladas, clamando por ayuda estatal.

En otros parajes, como Las Vertientes, la población se encuentra “encapsulada”, sin posibilidad de recibir asistencia por vía terrestre.

La crecida del Bermejo se suma a los estragos causados por el desborde del Pilcomayo, que ya había dejado a Misión La Paz sin electricidad ni agua potable durante varios días. Los habitantes denuncian la falta de ayuda estatal, contrastando con la asistencia recibida del lado paraguayo.

El vocero de la comunidad wichi Larguero denunció que llevan siete días sin recibir atención, y acusó al gobierno provincial de estar “lejos de controlar la crisis”.

Las inundaciones han causado graves daños materiales a las precarias viviendas de la región, así como la muerte de cientos de animales de granja, fuente de alimento para las comunidades.

La mayoría de la población se ha autoevacuado, pero aún necesitan elementos de higiene, ropa, colchones, frazadas y alimentos no perecederos.

(Miguel Escalante - Federico Medaa - Javier Rueda - El Tribuno de Salta)

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