Ya no recuerdo cuántas veces he escrito sobre este asunto del traslado de la Capital y hoy, aprovecho a Grabois para no resignar mi esperanza: trasladar la Capital Federal a Realicó.
¿Se imaginan esto? Un sueño: autopista desde el Aeropuerto Internacional de General Pico, hasta Realicó, un centro termal de padre y señor mío en Larroudé, y otra autovía de ahí a la nueva Capital y basta, lo demás vendrá por añadidura.
Egipto está en plena tarea de construcción de la NAC (Nueva Capital Administrativa) con algunas actividades funcionando, en un emplazamiento de unos 700 Km cuadrados ubicado estratégicamente en zona desértica a unos 50 Km de El Cairo y cerca del canal de Suez, y si bien es un país grande, tienen bastantes más problemas que nosotros, y han acometido esta inversión de casi 50 mil millones de dólares a realizar hasta 2030.
Todas las críticas son por el financiamiento, pero nadie niega la espectacular dinamización de la economía, y los beneficios del descongestionamiento de la burocracia y de la lejanía entre los decisores políticos y los actores económicos que, al menos, podría mitigar las connivencias corruptas de cercanía cotidiana.
En 2014, el Congreso Nacional, con mayoría kirchnerista, derogó la ley de Alfonsín de traslado de la Capital al nuevo distrito Viedma-Carmen de Patagones, como prólogo de su campaña, llena de carteles, que anunciaban el traslado de la Capital a Santiago del Estero.
Ahora -sin considerar en absoluto la paparruchada de Capital Alterna, que inventó Alberto Fernández para nuestra querida General Pico, algo vano y superficial, como tantas de sus creaciones- estamos “como cuando vinimos de España” (por parte de mi madre).
En tanto, sigo soñando como un sobreviviente aficionado, que no resigna las ideas Sarmientinas, y valora la opinión oportuna de nuestro recordado profesor José R. Villareal, y que ha escuchado que en el gobierno nacional, parece que idolatran a Sarmiento.
(Yo también, de chiquito, gracias a lo que me enseñaron mis queridos maestros de la escuela pública, y a una elegía que leí sobre el ilustre sanjuanino, escrita por otro de mis ídolos, José Ingenieros).
Entonces, si lo quieren seguir a Sarmiento, a lo mejor toman la idea de Argirópolis (1850), agiornada a estos tiempos de libertades y carajos, y le meten un empujón al desarrollo del país, desde el interior profundo para sofrenar al centralismo financiero y especulador porteño, y en una de esas, mandan un proyecto de traslado de la Capital al interior, y ¡ojalá sea a Realicó!
(No se rían, yo ya me reí de las declaraciones de Grabois, más agradezco el sacudón para no abandonar esta esperanza).
Oscar Miguel