De fuerte personalidad, tuvo una vida ligada al campo familiar desde su adolescencia y fue muy conocida en la ciudad y la zona por su decidida impronta ligada a las costumbres rurales.
A esa circunstancia debería agregarse que Hilda Esther “Pini” Pascual fue una adelantada a su tiempo en cuestiones de género. Mucho antes que se levantaran banderas de liberación compartió su vida con otra mujer.
Integrante de una familia de abogados –lo fue su padre y por lo menos uno de sus hermanos-, fue también con naturalidad que “Pini” se dedicó, adolescente, a atender las cuestiones de La Serafina, el campo de los Pascual en la zona rural de Vértiz, trabajo en el que empeñó toda su vida.
El martes a media mañana sufrió una repentina indisposición, que provocó su fallecimiento poco después, producto de un colapso cardíaco.
El velatorio se realizó con la asistencia de sus familiares más cercanos, sus sobrinos y sus más íntimos y su féretro fue depositado en el Cementerio Municipal de General Pico.