A algunos nos hicieron, al principio no querer terminar de escuchar el final de la narrativa, y ahora no querer ver ni pintado al narrador, a quien por defecto es inevitable respetarle la investidura, pero ese es otro asunto.
Fueron muchos 'carajos', incesantes sin duda, y a pesar de ello, esos estropicios discursivos no construyen la realidad, ni la política, ni la verdad, ni siquiera la libertad tan manoseada por tantos y por tan poco.
Es difícil acceder en el presente a los antiguos films del pasado, y digerir los hechos registrados en el pasado a través de ellos. Como amante de los animales, hay uno en particular que después de mucho buscar, encontré su original completo: una película de propaganda en celuloide, donde se lo ve a Hitler, sí 'ese' Hitler, en una escena que quien la produce, trata de construirla como algo familiar y distendida, introduciendo en ella la presencia de una mascota: un perro, al cual el nazi se le acerca afectuoso para la cámara, y el animal reacciona con temor, esperando los habituales golpes que recibía de su 'amo'.
En el final del film, cortado para el público, se ve cómo ese amo 'gentil' le dispara a quemarropa al perro por no haberse comportado como él quería: juguetón y obediente.
No todo lo que se divulga es verdad, y no todo lo que no se divulga es mentira, ni en Argentina ni el mundo, ni ahora ni desde el nacimiento de la escritura. La mentira y el engaño son herramientas siempre presentes en el discurso de quienes son generadores de odio, y no tengo que explicar que el odio viene en muchas formas y tamaños.
Llevamos en Argentina más de un año, y en ese año hemos visto muchas cosas extrañas que antes no habíamos visto en el país. Algunas tan extrañas, como un 'me gusta' de un Presidente de la Nación a un hombre joven semidesnudo que sólo vestía un sostenedor masculino, casi, pero casi allí nomás de formalizar una relación emocional con una mujer de la que luego se separó, algo así como para 'dedicarse de lleno a darle grandeza y libertad al país', para luego voltear la esquina y comenzar otra relación con otra mujer, que en el manifiesto público constó que 'para ellos ya estaban casados'. Claro, que son asuntos personales e íntimos, pero que en lo público se ven atravesados por la necesidad de coherencia desde su posición como empleado del Estado, Estado que tanto odia, y del cual sigue cobrando dinero devenido de los impuestos que paga la ciudadanía, cuando en efecto, tanto él como todos sus seguidores podrían trabajar ad-honorem, tal cual le pidieron a los voluntarios que se anoten para cumplir tareas en los Parques Nacionales Argentinos, luego de despedir personal de los mismos.
Todo, en lo absoluto, pasa por un tamiz que separa cada elemento social y lo posiciona donde puede encontrarse, pero que en el llano lo posiciona donde debe estar: la realidad.
Lo que nos ofrece la prensa, primero, y luego todo el ciclo de comunicación pública a través de todos los medios disponibles, es memoria. Nada se pierden en la letra escrita ni en la palabra hablada, pero sobre todo, nos entrega el vínculo entre las cosas que son y entre las cosas que no son, todo de hecho está relacionado con todo.
Todo lo disponible en las publicaciones de más de un año, entrega el panorama de la construcción de la narrativa, y al mismo tiempo, nos entrega en cada vínculo acumulativo de ella, la verdad o la mentira, y la honestidad o el engaño a que todo ciudadano argentino accede o es sometido, ya sin 'ser parte de' o voluntariamente.
Hace poco en Davos hubieron -como en otros discursos en ámbitos pluralistas antes-, risas y burlas apagadas, pero esta vez condimentadas con miradas de preocupación por la sintonía con el modelo de exclusión y discriminación que aún persiste en algunos ámbitos de las sociedades del mundo, y que tanto alertan a las sociedades en verdad democráticas.
Sin duda alguna, Argentina está siendo muy observada desde otros lugares, y no todas las miradas son de aprobación, incluso miradas éstas si están acompañadas de aplausos.
La exclusión y discriminación, como acciones discursivas pero también como promesas de acciones concretas, no son contra putos, no son contra lesbianas, no son contra negros, no son contra latinos, no son contra árabes, no son contra la creencia de fe, no son contra la condición social, no son contra la edad porque seas joven o viejo, no son contra cada una de las 'clasificaciones' que cada uno y todos nosotros podamos darnos a nosotros mismos; son en efecto contra todas ellas sin diferencia alguna.
Esa exclusión y discriminación son contra quienes no son 'iguales a', son contra quienes no 'piensan como', son contra quienes no hacen lo que 'se espera' de ellos. Es que en efecto son contra quién es 'el otro', son contra su identidad como ser humano, son contra su elección y expresión, son... en todos los sentidos contra su libertad individual como ser humano, y contra el lugar que eligió para sí mismo en su propia vida y en la vida en comunidad.
Las sociedades humanas han pasado por muchos ciclos en cada extremo del planeta, algunos tan lejanos, que hasta cuesta comprenderlos a través de los testimonios históricos que aún perduran. En cada uno de ellos siempre estuvo presente esta narrativa de exclusión y discriminación, y siempre la historia pasó factura.
La humanidad recorrió mucho camino, y quienes siempre vinieron, venimos!, desde el llano, esperamos líderes que sean respetuosos con la decisión democrática de la mayoría, y no que se suban al estrado recién electos Presidentes de la Nación, a saltar y gritar desaforadas con sus hermanas a quienes nadie eligió. Esperamos líderes que sean capaces de redactar sus propios discursos, y no dejarse llenar la cabeza por mitómanos extremistas y operadores de la timba financiera.
Alguien me preguntó por lo bajo en medio del discurso de Davos... '¿No será homosexual este hombre que tanto odia a todo y a todos?', le respondí que no tengo la respuesta, pero que no sería un caso aislado en la historia de la política si así fuera, y le recordé la anécdota de Hitler atacando sin cesar a los judíos, mientras renegaba silenciosamente de la sangre judía corriendo por sus propias venas.
Los ciudadanos de Argentina no somos 'imbéciles', no somos 'idiotas', no somos 'zurdos de mierda', no somos 'hijos de puta', no somos 'ratas', no somos 'mogólicos', no somos todo aquello que un empleado público que cobre por el cargo de cadete, o cobre por el cargo de Presidente de la Nación pretenda que somos.
Hitler fracasó en su intento de supremacía fascista de mil años, dejó semillas de su odio en todo el mundo como heridas que no terminan de cerrar, y que cada tanto expulsan el pus de la violencia del cual nacen muchas otras inmundicias.
Nuestra Argentina, por obra del 'no te metas', del 'mirá para otro lado', del 'mejor no digas nada', también fracasó: son mentiras la grandeza económica, la desaparición de la pobreza y el bienestar de la ciudadanía. Hoy mismo, en nuestro país que se despelleja desde adentro, continúa la usura y la especulación con una tasa de referencia del 29%, pero con tasas de préstamos y de financiamiento de tarjetas de crédito que rozan el 100%.
Continúan una docena de cotizaciones de dólares diferentes, continúa la referencia de precios al público basada en el dólar ilegal, continúa la inflación imparable generalizada en micro devaluaciones diarias desde hace más de un año, continúa el engaño de los índices y estadísticas oficiales que sólo representan el hecho de limitar el aumento de salarios, mientras los índices de góndola, los verdaderos números, ponen a Argentina como uno de los países más caros del planeta.
Continúan, e incluso fueron restaurados, impuestos opresivos y usurarios propios de la incompetencia de la administración de la cosa pública, continúa el aumento de servicios, combustibles y toda la serie de indicadores que se reflejan y hacen subir cada precio de calle, continúa el endeudamiento internacional incesante que pagarán las próximas generaciones, continúa la hipócrita exclusión de la mayoría en beneficio de unas pequeñas minorías, que suelen jurar sus cargos para 'servir a', pero que se 'sirven de' con sueldos disparatados de millones, que contrastan con los insignificantes salarios mínimos, continúa...
Continúa el odio, el insulto, la exclusión y la discriminación a todas horas y en todo lugar, que se contagia como un cáncer infectando el presente y comprometiendo el futuro de Argentina.
Alguien está ganando con todo esto, dinero, ego, poder, visibilidad... los invito a comparar la narrativa actual con el contenido de las publicaciones fascistas previas a la segunda guerra mundial, aparecen como idénticas, y no tal vez porque fueron copiadas literalmente de aquellas, sino porque es el mismo odio y violencia que subyace en nuestras sociedades enquistado en unos pocos, y que espera cada tanto para surgir cuando el silencio de la mayoría.
A más de un año de 'carajos' en Argentina, el país no ha crecido ni evolucionado, sólo se ha acercado más al abismo de la dependencia y la mediocridad, y ahora se pretende -con una vergonzosa narrativa de maltrato y exposición pública que choca con las leyes y la jurisprudencia- que los primeros que caigan a él sean quienes han soportado por décadas la denigración y el oprobio, por el simple hecho de ser quienes son, y de haber tenido la honestidad moral y ética de haberse reconocido a sí mismos como tales.
Hoy, en Argentina, la Administración Gubernativa del Estado, del Nacional, de los Provinciales, de los Municipales, de los tres Poderes, es una Administración fracasada; sin espejos y sin perspectivas de futuro si continúa por el mismo camino.
Cuando en Alemania se lo designó a Hitler como Canciller en 1933, no fue para que conduzca a su país al caos, al racismo, a la violencia posterior que desencadenó la segunda guerra mundial. Cuando se designó a la actual Administración Gubernativa de Argentina en 2023 ¿Acaso fue para esto?, ¿Acaso fue para volver al pasado de la violencia y la persecución interna y mezquina?
Cada uno construye su realidad, es dueño de su pasado y promotor de su futuro. En lo privado el derecho asiste a cada uno de nosotros, pero cuando esa vida privada es llevada a lo público de maneras enfermizas, y con una carga incesante de violencia en todas sus formas a través de cargos y designaciones, la Patria que no es otra cosa que cada uno de los ciudadanos, y no otra cosa. Tiene el derecho absoluto de demandar la corrección del rumbo dentro de los principios de la democracia y la legalidad, pues de otra manera, si además de todo la ciudadanía no pudiera expresarse con libertad, estaríamos pisando el terreno del autoritarismo y el extremismo ideológico.
Hoy veremos qué lugar elige cada ciudadano para sí, y cuál eligen sus representantes en los tres Poderes del Estado, si alejarnos del abismo, o cerrar los ojos y en silencio dejarse caer nuevamente a él, arrastrando todo lo que se ama... no hay grises o posiciones medias allí.
(*) Javier Walter Sofía
DNI 17281217