El crecimiento de las importaciones redujo drásticamente el superávit comercial, y pone más presión a la estrategia del Gobierno.
Por el atraso cambiario y la apertura comercial, vuelan las compras despachadas por servicios postales, y la empresa concesionaria ya trabaja en un nuevo depósito para acumular más paquetes en el aeropuerto de Ezeiza.
El Banco Central compra dólares en el mercado oficial oficial y luego los vende en el paralelo, mientras sigue el drenaje de reservas.
De acuerdo a los datos del INDEC, la balanza comercial de enero registró un superávit de apenas u$s142 millones, el más bajo desde diciembre de 2023. En términos interanuales mostró una reducción del 82%, las exportaciones tuvieron un crecimiento del 9,1% pero las importaciones saltaron un 24,6%.
“La moderada reactivación de la economía y las menores restricciones a las importaciones para bienes intermedios y especialmente finales, generó un aumento en la demanda de dólares por parte de los importadores”, explicó a Ámbito Tomás Rozemberg, CEO de Contexto Investments.
Destacó que “hubo una mayor liquidación de divisas por parte del campo durante el último cuatrimestre, por una apuesta a que el carry trade iba a ser mejor negocio que el acopio de granos”.
Si bien hay que esperar al análisis del balance cambiario que publica el Banco Central a fin de mes, la cuenta corriente que contempla también a los servicios, viene arrojando resultados negativos desde hace varios meses.
Del lado de las importaciones, el crecimiento más relevante se vio en los bienes de capital, que saltaron un 52,8%.
“La apreciación cambiaria y la desregulación del comercio formó un combo muy atractivo para que las empresas traigan máquinas de afuera, en este contexto les salen baratas”, explicó un empresario del sector industrial.
Otro de los datos salientes del informe del INDEC pasa por el crecimiento de las importaciones identificadas con el servicio de puerta a puerta. Según el instituto oficial, en enero fue “el uso económico que más creció”, tuvo un salto del 122,6%.
Aunque el volumen en cantidad de divisas sigue siendo bajo: u$s 26 millones, desde diversos sectores productivos advierten que se transformará en un problema más temprano que tarde.
Según cuentan fuentes vinculadas a los courrier, la cantidad de bultos creció 30% sólo en diciembre, y se esperan para los próximos meses subas que estén en ese orden.
“Una cosa es abrir la economía con un dólar de $1.500 y otra muy distinta es hacerlo con un dólar de $1.000”, apuntó un reconocido consultor de empresas.
“El salto enorme en las importaciones tiene que ver con la apreciación cambiaria. Se volvió barato importar, eso es un problema productivo para el país. Además, la promesa es que el tipo de cambio va a seguir apreciándose, por lo que es un incentivo muy grande a dejar de producir y transformarse en importador”, remarcó Martín Kalos, director de EPyCA Consultores.
Específicamente en la modalidad puerta a puerta, el salto en este caso se dio a partir de que el Gobierno flexibilizó las condiciones de ingreso, permitiendo el envío de paquetes de mayor tamaño, reduciendo impuestos aduaneros y ampliando la franquicia. El crecimiento del fenómeno es tal, que Aeropuertos Argentina anunció la construcción de un nuevo espacio dedicado exclusivamente a esta operatoria.
No es sostenible
Para Kalos, esta dinámica “no es sostenible en el tiempo”. Sobre todo, si Javier Milei pretende seguir apreciando el tipo de cambio. La demanda de divisas se disparó también por el lado del turismo. Los gastos con tarjeta de los argentinos en el exterior, superan los niveles previos a la devaluación de 2018.
Mientras tanto, el Banco Central sigue interviniendo para mantener las cotizaciones en calma. Y cada vez lo hace con mayores volúmenes. Un operador del mercado, estimó la intervención de enero en u$s 2.000 millones. Cree que la tendencia seguirá en febrero y marzo.
“La mecánica es que el Banco Central compra en el oficial, pero vende en el paralelo, y al final del día, las reservas bajan”, apuntó.
En el mercado creen que la demanda aflojará cuando se liquide la cosecha gruesa, y volverá en el período electoral.
Mientras tanto, el BCRA sigue jugando fuerte, a pesar de que las reservas están en terreno negativo.