MARTES 01 de Abril
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  LUNES 24/03/2025
Documento de la CTA Autónoma reivindica la lucha del pueblo en la recuperación de la democracia
Con la firma de María Esther Campos, la central de trabajadores se pronunció “a 49 años del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, en momentos que el gobierno de Milei - Villarruel pretende negar los crímenes de la dictadura”.

Se conmemora una de las jornadas más trágicas de la historia argentina. Es una jornada de lucha para mantener viva la memoria y para reclamar verdad y justicia.

Alrededor de este tema existe un debate político e ideológico profundo. Como decía Juan B. Alberdi, la falsa historia es la base de la falsa política. Y como cada clase social enfoca la historia desde su particular punto de vista, hay un gran debate en torno a tres ejes principales.

El primero es el que considera al golpe de Estado como una simple continuidad del gobierno de Isabel Perón. Así como en la década del ’30 se dijo en un primer análisis que el golpe de Uriburu venía nada más que a profundizar la política “fascista” de Yrigoyen, ahora se dice que el golpe del 24 de marzo vino a profundizar la política “fascista” del gobierno peronista. Así, víctimas y victimarios son igualados.

El segundo es que se niegan las grandes luchas durante los años de la dictadura. Pareciera que en esos años en la Argentina no pasó nada. Pero esas luchas son las que explican por qué, mientras la dictadura de Pinochet duró 17 años, y este genocida se retiró siendo senador vitalicio, y la dictadura de Brasil duró más de 20 años -desde el ’64 hasta el ’85-, la dictadura argentina cayó a los 7 años y medio, y ya después del quinto año estaba tambaleándose.

Esta dictadura tuvo que irse porque aquí hubo un pueblo que luchó; empezando por las Madres de Plaza de Mayo, las madres de los desaparecidos, con sus rondas de todas las semanas.

Y el tercer hecho que se niega, o se oculta, es el marco internacional en que se dio el golpe de Estado. Y así es absolutamente inexplicable lo que sucedió en la Argentina. Se oculta que había una disputa feroz por la hegemonía mundial entre dos superpotencias, los Estados Unidos y la Unión Soviética.

Y entonces, la Argentina había pasado a ser el centro de disputa, por un objetivo estratégico fundamental: el control del Atlántico Sur. Que es lo que llevaría a los dos grandes conflictos que en cierta medida iban a determinar el fin de la dictadura: uno por el Beagle con Chile, donde fracasó el intento de la dictadura violovidelista de llevar a una guerra fratricida a nuestro pueblo; y la guerra de Malvinas, donde también estaba en juego el control del Atlántico Sur.

Es imposible comprender la guerra de Malvinas sin este elemento. Porque, que un país del tercer mundo controlara Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur, y con ello el único paso estratégico entre los dos océanos para los grandes barcos –porque el Canal de Panamá pueden liquidarlo con un misil- eso estuvo en el trasfondo de todos los acontecimientos que determinaron la imposición de la dictadura en 1976. Hoy, en un mundo que va a la guerra, sigue estando en disputa el control militar del Atlántico sur.

¿A qué vino el golpe de Estado? Vino, en primer lugar, a aplastar el gran auge de masas populares que estalló en la Argentina en la década del ’60. Década del ’60 que en América Latina empezó el 1° de enero de 1959, cuando triunfó la Revolución Cubana, y una gigantesca oleada de rebeldía conmovió a América Latina.

En segundo lugar, la dictadura se propuso destruir las organizaciones obreras y populares, para cumplir tres objetivos: desindustrializar el país, endeudarlo y hacerlo más dependiente. A pesar de que el terror fascista de la dictadura fue derrotado, las clases dominantes siguieron imponiendo la continuidad de su proyecto económico. Los gobiernos defendieron la Teoría de los dos Demonios; la Obediencia Debida; el Punto Final; los Indultos. Aún faltan jueces para juzgar a los genocidas, y muchos de ellos siguen en libertad.

Pero nuestro pueblo nunca dejó de luchar. La defensa de las libertades democráticas estuvo siempre en las manos del pueblo, y lo seguirá estando para frenar la ofensiva de la derecha reaccionaria que gobierna el país, dejando su secuela de hambre y miseria, entrega de nuestra soberanía, y destruyendo las conquistas logradas.

Ante un gobierno que favorece los intereses de los que nos saquean el país, mientras crece la pobreza para millones, pese a la manipulación de las estadísticas oficiales. Este gobierno tiene un plan de un país para pocos, y descarga ajuste, despidos de estatales y privados, cierre de empresas, apertura importadora, expulsión de familias campesinas de sus tierras, ataque a los pueblos y naciones originarias, y una repugnante entrega de la soberanía. Se impone la necesidad de reagrupar todas las fuerzas populares, patrióticas y democráticas, en las calles y en las urnas para pararle la mano.

No a la impunidad de ayer y de hoy.
No al enjuiciamiento a los luchadores y organizaciones populares.
Defender las libertades democráticas.
¡30 000 detenidos desaparecidos, presentes. Ahora y siempre!

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