Los aranceles que está queriendo aplicar el presidente Trump a los productos que se importen en EEUU, estarían siendo el combustible de una guerra comercial, que en las primeras escaramuzas, se ha cobrado billones de dólares en patrimonios, en las Bolsas de Comercio, del mundo entero, incluyendo las nuestras.
Eso dicen… lo que no dicen es que en el último año, ganaron mucho más que lo que en estos días “perdieron” y que a partir de hoy están recuperando.
Todo esto es prólogo para los grandes análisis, sobre todo de café. Mi preocupación es “la realidad efectiva”.
Tengo recuerdos patentes de mis tiempos de industrial pyme, en épocas del doble Menem-Cavallo, esa pareja de “tipos del interior” ¡Imbatibles! Nos batieron a todos, un sector tras otro…
Por esas épocas un amigo y colega, tenía la licencia de una marca de juguetes mundialmente famosa (Barbie, Hi Man y otros muñequitos). No daba abasto. Sin embargo, rápidamente, con la convertibilidad y la apertura, se fue a la quiebra. El principal verdugo era China y recuerdo que le dijo en la cara a un Secretario de Industria de la Nación si él no sabía que en China había grandes fábricas en las cárceles y que el salario era de un dólar mensual, o algo así.
Afuera de esos presidios, no era mucho más… Sin embargo, el “todo por dos pesos” ganó el match y llegamos al 2001, para “que se vayan todos”. No sé fue ninguno, entonces, ahora, ¡No puede fallar!
Con el superávit estatal no alcanza y con el déficit menos, dice Trump! Mi viejo se fue hace rato, pero me acuerdo de algunas cosas. Por ejemplo cuando compraba un pack de 5 (cinco) candados chinos, por el precio de 1 (uno) nacional; se podían romper que no había drama, había repuesto completo.
Conozco bastante los errores pymes, porque he cometido varías series y he estudiado casi todas. Un problema es la falta de actualización tecnológica para aumentar la producción y la productividad. Muchas veces, las ganancias se derivan a otras cosas, quizás anheladas toda la vida y así se soslaya la fuente de las mismas.
Cuando el mercado los tapa, suele ser tarde.
Otro es la renuencia a la capacitación permanente y en estos tiempos de redes, inteligencia artificial y otras “preciosuras” crematísticas, eso puede ser letal.
También el desdén por participar de las Instituciones, ayuda para que el control social de los hacedores, sobre los políticos, se relaje y a veces, suelen ceder por beneficios personales que siempre tienen patas cortas.
En fin, todo este alboroto no creo que sea el fin del mundo, sino el fin de algún tiempo. Es difícil entender que, afuera, nos abrazamos con quién vuelve al proteccionismo más duro jamás visto y, por casa, nos abrazamos al librecambio más brutal.
Ya hemos visto agua mineral importada de Francia que solía tomar una presidenta a la vista de todos y todas.
¿Qué nos tocará ver ahora? Si el precio del equilibrio fiscal permanente es el aumento de la desocupación, la pobreza y la miseria, me parece que hay que buscar alguna llave en la caja de herramientas del gobierno.
“Ni tan calvo, ni con dos pelucas” como dice el refrán venezolano.