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  SÁBADO 11/01/2025
Aaron Swartz: Un hacker convertido en mártir
El suicidio del prodigio que liberó el conocimiento restringido de la web y fue perseguido por el FBI.

Aaron Swartz se ahorcó en su departamento de Brooklyn. Estaba en medio de un proceso judicial debido a que había puesto a disposición del público información que circulaba con restricciones por la red. Sus amigos y familiares denunciaron que fue llevado a tomar la decisión de quitarse la vida.

Cuando el 11 de enero de 2013, Aaron Swartz fue encontrado muerto en su departamento de Brooklyn, la noticia pasó casi inadvertida para el público en general, pero conmocionó a la comunidad de internet.

Tenía sólo 26 años, era un prodigio de la tecnología y defensor de la libertad en el mundo web. La información, sucinta, decía simplemente que se había ahorcado. Para entonces, enfrentaba un proceso judicial que podía costarle un millón de dólares en multas –una cifra que podía pagar, porque era millonario-, pero que también podía valerle una condena de 35 años de cárcel.

La posible pena que enfrentaba era desmesurada, superior a la que recibían muchos asesinos, por un delito que para muchos era un acto virtuoso: que la información fuera accesible para todo el mundo.

Información es poder

Cinco años antes, en un manifiesto titulado “La Guerrilla por el acceso gratuito”, había escrito: “La información es poder. Pero como todo poder, hay quienes quieren quedárselo para sí mismos. Todo el patrimonio científico y cultural del mundo, publicado durante siglos en libros y revistas, está siendo cada vez más digitalizado y guardado por un puñado de empresas privadas (…) Es hora de salir a la luz, y en la gran tradición de la desobediencia civil, declarar nuestra oposición a este robo privado de la cultura pública. Necesitamos acceder a la información, esté almacenada donde sea, hacer nuestras copias y compartirlas con el mundo”.

Copyright

En el momento que se suicidó estaba acusado de haber infringido las leyes de copyright, al descargar y difundir 4,8 millones de artículos científicos del repositorio JSTOR. También estaba imputado por cometer fraude en línea y por once violaciones al “Acta de Fraude y Abuso Computacional” de los Estados Unidos, después de ser arrestado por la policía del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), luego de descubrir que había conectado una computadora a la red para descargar esas publicaciones y difundirlas.

Podía haber zafado de los cargos aceptando el acuerdo que, dos días antes de suicidarse le había ofrecido la fiscal Carmen Ortiz: declararse culpable y cumplir seis meses de cárcel en una prisión federal. Esa podría haber sido una salida fácil, pero Swartz rechazó el acuerdo porque consideraba que no había cometido ningún crimen, y quería dejar constancia de que así era.

Activista talentoso

Su suicidio generó una ola de reacciones en el mundo de la tecnología, desde el que se acusó a la Justicia estadounidense de propiciar la muerte de Swartz al tratarlo como un “criminal”, cuando en realidad era un talentoso activista, que lo único que buscaba era que todo el mundo pudiera acceder a información académica con la cual se lucraba.

En el mismo sentido se pronunció su familia, en un duro comunicado, donde acusó a la fiscalía de inducirlo a matarse: “La muerte de Aaron no es simplemente una tragedia personal. Es el producto de un sistema de justicia penal plagado de intimidación y extralimitación de la fiscalía. Las decisiones tomadas por funcionarios de la Fiscalía de Estados Unidos de Massachusetts y del MIT, contribuyeron a su muerte. La Fiscalía de Estados Unidos presentó una serie de cargos excepcionalmente severos, que podrían suponer más de 30 años de prisión, para castigar un presunto delito que no tuvo víctimas”, decía.

“¿Qué pensaría Aaron?”

Lo peor del caso es que el mismo día que Aaron Swartz se mató, la fiscalía –sin saber todavía que había muerto– decidió retirar las acusaciones que le había hecho. Al conocer la noticia, uno de los amigos más cercanos del joven, el profesor de derecho de la Universidad de Harvard, Lawrence Lessig, lo despidió así: “Era brillante y divertido. Un niño genio. Un alma, una conciencia, la fuente de una pregunta que me he hecho un millón de veces: ¿Qué pensaría Aaron? Esa persona ya no está hoy, llevada al límite por lo que una sociedad decente sólo llamaría acoso”.

Genio precoz

Aaron nació el 8 de noviembre de 1986 en Chicago, Estados Unidos, y era el mayor de los tres hijos de Susan y Robert Swartz. Su padre era el fundador de la empresa de software Mark Williams Company, y fue el primero en introducirlo en el mundo de las computadoras, la programación y la cultura de internet, en el que no demoró en mostrar su talento.

Tenía sólo 13 años cuando se ganó una beca que le permitió pasar unos meses en el MIT, y conocer a importantes personalidades del mundo de la tecnología.

Un año más tarde se convirtió en el miembro más joven del equipo que inventó el RSS (Really Simple Syndication), un revolucionario formato para indicar o compartir contenido en la web de manera simple y efectiva.

Reddit

Se inscribió en la Universidad de Stanford, pero abandonó los cursos para dedicarse de lleno a desarrollar sus ideas para la web. Fundó su propia empresa, y en 2005 creó Reddit, una red social para la promoción de contenido visitada por millones de personas, y considerada un ejemplo de innovación en internet. Se hizo millonario al año siguiente, cuando vendió Reddit a la editorial Condé Nast.

Se volcó entonces a crear sistemas que permitieran el libre acceso a todo tipo de información, y en 2008 hackeó un portal de acceso público a expedientes judiciales de los Estados Unidos, que cobraba 10 centavos por consulta.

Biblioteca del Congreso

También consiguió y difundió la base de datos completa de la Biblioteca del Congreso estadounidense, que por aquel entonces guardaba una copia de todo internet, y la volcó en Open Library. Eso lo puso en la mira del FBI.

The Huffington Post definió sus acciones así: “Swartz descargó documentos públicos de la Corte desde el sistema PACER, en un esfuerzo por hacerlos accesibles fuera del caro servicio. Esta acción llamó la atención del FBI, que finalmente decidió no presentar cargos, debido a que los documentos eran, de hecho, públicos”.

Cegadas por la codicia

Aquel año había publicado su manifiesto “La Guerrilla por el acceso gratuito”, donde abogaba por democratizar el conocimiento poniéndolo al alcance de todos en la web. “Las empresas poseen los derechos de autor, ganan enormes cantidades de dinero cobrando por el acceso, y es perfectamente legal; no hay nada que podamos hacer para detenerlos. Sin embargo, hay algo que podemos hacer, algo que ya se está haciendo: podemos contraatacar. A aquellas personas con acceso a estos recursos (estudiantes, bibliotecarios, científicos) se les ha otorgado un privilegio. Si sos uno de ellos, tenés la oportunidad de alimentarte en este banquete de conocimiento, mientras para el resto del mundo está bloqueado. Pero no necesitás -de hecho, moralmente, no podrías- conservar este privilegio para vos mismo, únicamente para vos. Tenés el deber de compartirlo con el mundo. Lo que tenés que hacer es intercambiar contraseñas con colegas, completar solicitudes de descarga para amigos (…) Sólo aquellos cegados por la codicia se negarían a permitir que un amigo hiciera una copia. Las grandes corporaciones, por supuesto, están cegadas por la codicia”, decía.

Durante los dos años siguientes, Swartz usó un lenguaje de programación Perl que funcionaba en los servidores de la nube de Amazon, para descargar los documentos de todo tipo para difundirlos. El FBI volvió a la carga y lo acusó, pero los cargos fueron desestimados.

Sentido del humor del FBI

Swartz se enteró de los detalles de la investigación de la que era objeto, al presentar una solicitud a esa agencia federal para que explicara por qué lo tenía en la mira, y describió la respuesta que le dieron como “el típico desastre de confusiones que muestra la carencia de sentido del humor del FBI”.

4,8 millones de artículos

El 19 de julio de 2011, como consecuencia de las descargas de documentos académicos, reseñas y publicaciones protegidas por derechos de autor y propiedad de JSTOR realizadas desde el MIT durante septiembre de 2010, Swartz fue acusado de haber utilizado un script para descargar 4,8 millones de artículos y documentos para compartirlos en otros sitios de descargas.

Según la denuncia, descargó los documentos desde una notebook conectada a un punto de red en un “cuarto de cables y equipos” del MIT. Lo descubrieron porque fue grabado por una cámara de video. Para entonces, Swartz había realizado descargas masivas similares, con el fin de encontrar vínculos entre poderosos grupos económicos y las alteraciones en los resultados de las investigaciones científicas.

En la noche del 6 de enero de 2011, Swartz fue arrestado cerca del campus de Harvard por el Departamento de Policía del Instituto Tecnológico de Massachusetts, y fue procesado en la Corte de Distrito de Cambridge por los cargos de irrupción en propiedad con intención de cometer un acto ilícito.

Seis meses después fue acusado por un Gran Jurado federal, bajo los cargos de fraude electrónico, fraude informático, entrada ilegal e imprudente a un ordenador protegido y daños.

50 años de cárcel

Si bien esas acusaciones fueron después desestimadas, el 12 de septiembre de 2012, la fiscalía federal de Massachusetts lo imputó con nuevos cargos, agregó nueve delitos más, y le inició un proceso que lo expuso a una pena máxima de 50 años de cárcel, y el pago de un millón de dólares.

Durante la negociación de la pena con los abogados de Aaron, la fiscalía ofreció recomendar una sentencia de seis meses en una prisión de baja seguridad, si se declaraba culpable de los trece crímenes federales. Sin embargo, Swartz rechazó el acuerdo, y decidió ir a juicio para demostrar no sólo su inocencia, sino que era blanco de una persecución judicial por su activismo en favor del libre acceso a la información.

Depresión y suicidio

Aaron Swartz estaba decidido a presentar batalla pero, al mismo tiempo, la persecución judicial le provocó una serie de episodios depresivos que terminaron con su suicidio por ahorcamiento.

El 11 de enero de 2013, al entrar al departamento que compartían en Brooklyn, la pareja de Aaron, Taren Stinebrickner-Kauffman, lo encontró muerto.

En un intento por despegarse de ese trágico final, tanto el MIT como JSTOR le dedicaron una serie de homenajes póstumos, pero al hacerse pública la correspondencia interna entre las dos instituciones, quedó en evidencia que formaban parte de la persecución de la que era objeto. “Este es un caso en el que nosotros mismos nos hemos lamentado desde el principio de habernos visto involucrados, ya que la misión de JSTOR es fomentar el acceso generalizado al conjunto de conocimientos académicos del mundo”, decía el comunicado de JSTOR.

En respuesta, el amigo de Swartz, Henry Farrell, politólogo de la Universidad George Washington, además de señalar al MIT y a JSTOR, acusó al Departamento de Justicia estadounidense por haberlo llevado al suicidio.

“Los dos últimos años de Aaron fueron duros, gracias al Departamento de Justicia de Estados Unidos, que se extralimitó enormemente en sus funciones judiciales basándose en interpretaciones exageradas de la ley. Buscaban condenas por delitos graves con décadas de prisión por acciones que, si eran ilegales, eran, como mucho, delitos menores. Aaron a veces luchaba contra la depresión, pero habría sido difícil no estar deprimido en sus circunstancias. Esto debería ser motivo de gran vergüenza y enojo”, denunció.

Emblema del activismo

Doce años después de su suicidio, Aaron Swartz es considerado un emblema del activismo por el acceso libre al conocimiento.

“Lo que la gente ve en él es a un defensor valiente de la información abierta, que sin embargo era realista sobre los límites de lo que la información abierta podía lograr sin una reforma política radical”, lo definió Farrell.

Con menos palabras, el periodista y matemático argentino Adrián Paenza lo describe así: “Swartz fue una suerte de prodigio que quiso socializar el conocimiento”.

(Daniel Cecchini para Infobae)

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