Le falló su “amigo” Milei, que le restó algunas presencias y no hubo quórum en la Cámara de Diputados.

Ahora el que va por la misma presa es el payaso paranoico que tenemos de presidente. Cada vez más distópico, cada vez más cavernícola, cada vez más facho.

Ahí mandó a extraordinarias el embrollo de ficha limpia que, tal como lo quiso Macri, busca sacar de la cancha a Cristina.

Enredada en su propio fracaso, la ultraderecha argentina, empachada de poder económico y mediático, ultraja al pueblo y la emprende a fondo contra su mejor representante.

La cuestión es que por estas pampas hay contagio y también se lanzó la cruzada de honestidad, patriotismo, argentinidad al palo y –como para que no queden dudas-, limpieza total y “que no nos contamine cualquier atisbo de que vuelva CFK”. Traducido: “somos nosotros los dueños de la ética y la moral”.

Ni ellos se creen las mentiras que la mafia mediática destila día a día contra Cristina y el kirchnerismo para tapar su propia corrupción.

Como el pensamiento de sus patrones es el mismo de ellos, ahí salieron con los botines de punta los macri-mileistas pampeanos, ensalzando su supuesta legitimidad para decir quiénes son los limpios y quienes los sucios.

La deducción es muy fácil, tan afectos como son ellos para odiar al peronismo. En algún momento, uno imagina, se habrán rascado la cabeza preguntándose: “Ché, y que hacemos con Mauricio, Ritondo, Bullrich, Caputo, Sturzeneger, Kueider, que parece -según comentan-, que están más sucios que una papa?”.

No podían faltar en esta movida los radicales lugareños, empeñados más que nunca en su antiperonismo visceral, derechizados al mango y asistiendo –convencidos o no-, a la lenta extinción de su partido. Hasta correligionarios prominentes lo han advertido, pero parece que para ellos lo mejor es este camino a contramano.

Va a estar linda la definición de candidaturas en la oposición, porque la frazada es corta y no hay lugar para todos. “Nosotros primeros”, gritan los libertarios, todavía sin saber quién los conduce en La Pampa. Algún día vendrá Karina a ordenar la casa.

Los macristas, devaluados, están en desventaja producto de la caída en desgracia de su jefe. Y los radicales, que quieren también el primer lugar en la lista del presunto frente que desean concretar, por ahora están a la zaga porque sus socios los aceptan pero sólo como furgón de cola.

Lo que llamó la atención en esta obsesión pampeana de ficha limpia, es que a la ofensiva se hayan sumado los peronistas plurales, para decepción de los otros sectores, incluidos los más cercanos al ejecutivo provincial.

Hay dos factores que explican esta decisión. Por un lado el rechazo irreductible a la figura y liderazgo de Cristina, y por otro, la pretensión de ser protagonistas principales en el armado electoral para las inminentes legislativas. En ese escenario, no resultaría erróneo aseverar que puede haber sociedad de Convergencia con la Plural, con nombres propios en el mismo papel.

La venida a Pico del “Taco” Marín para hablar con Verna no fue solamente para compartir unos mates, sino también para diagramar la conveniencia de ese acuerdo.

Quedará por ver la respuesta de Sergio Ziliotto, ahora que sí o sí las lapiceras –la de él y la de Verna-, tendrán que usarse. Para componer o para confrontar.

(*) Periodista – ex diputado provincial.