Estas tortitas de harina de maíz rellenas de chicharrón, queso, pollo o frijolitos. Hechas a mano y con mucho amor. Andando por la calle, a la tardecita, ya se empieza a escuchar por todos lados el sonido de las palmadas en la masa, algo bien característico.

Llegamos a Playa El Cuco y nos quedamos unos días parando en el pueblito, muy tranquilamente, cerca del mar, adelantando trabajo y escuela. El lugar me encantó por su gente y el tiempo que pasa lento. Conocí a Francisco, un amigo con el que tuve largas charlas. Participó de la guerrilla, un día mientras estaba en una esquina con amigos lo reclutaron sin poder decir que no y lo mandaron a luchar. También nos contó de su pasado duro en Estados Unidos. Lo conocí porque una vez le fui a pedir mangos que caían sin parar de una de sus plantas y a partir de ahí cada día pasamos a visitarlo para escuchar sus historias. Él siempre tranquilo, vende algunos cocos los fines de semana. Vive en una casa bien simple, un cuadrado chiquito donde cuelga una hamaca para dormir y no mucho más. Uno de los días fui a verlo como a las 11 de la mañana, estaba tirado en su hamaca y cuando le pregunto cómo andaba me responde: “Acá estamos, esperando que se oscurezca para ir a descansar…”.

En este capítulo los invitamos a ir a dar una vuelta al pueblo El Cuco, conocer un poco su gente tan linda, simpática y amable, sus costumbres, pero sobre todo presentarles las pupusas, esta comida salvadoreña, una de las más ricas de Latinoamérica.

Gracias por acompañarnos!!!

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