Con poco más de 700 casos confirmados de coronavirus y 21 víctimas fatales, Uruguay parece haber podido controlar la expansión de la pandemia en su territorio sin decretar la cuarentena. Luis Lacalle Pou apeló a la responsabilidad ciudadana antes que al confinamiento y tuvo muy buenos resultados. Sin contar que los indicadores económicos están sufriendo caídas menos duras que Chile, Brasil y la Argentina.
Apenas se conocieron los primeros casos positivos de COVID-19, el 13 de marzo, las autoridades uruguayas declararon la emergencia sanitaria. Ese día, se suspendieron las clases, los eventos masivos, las actividades no esenciales y se ordenó el cierre de fronteras. También se recomendó que todo aquel que pueda trabajar desde su casa lo haga.
Además, el Gobierno lanzó un plan llamado "Operación Todos en Casa" con el fin de repatriar a los uruguayos varados en distintas partes del mundo.
Sin embargo, Lacalle Pou evitó dictar una cuarentena obligatoria y decidió apelar a la responsabilidad de los ciudadanos: recomendó limitar las salidas a la calle, pero permitió la continuidad de la actividad laboral.
En diálogo con Infobae, la vicepresidenta uruguaya Beatriz Argimón aseguró que para su gobierno “la libertad del individuo es muy importante" y que por eso el Presidente no quiso tomar una medida que atentara contra ella.
A comienzos de mayo, Lacalle Pou contó que estaba trabajando para que la economía no caiga y los uruguayos puedan salir adelante. Estos dichos se tradujeron en medidas destinadas a recaudar los fondos necesarios para la respuesta al brote.
La primera de ellas fue tomar un préstamo de 1400 millones de dólares con bancos regionales de desarrollo, en líneas de crédito de bajo costo para financiar las medidas contra el Covid-19..
A su vez, ministros, legisladores y otros funcionarios se rebajaron un 20% el sueldo y se creó un “Fondo Coronavirus" para usar ese dinero en políticas destinadas a enfrentar la enfermedad. Hasta el momento, el fondo recaudó 12 millones de dólares.
En sintonía con esta iniciativa estatal, los privados también hicieron sus donaciones: el agro destinó 100 millones de dólares y las empresas de alimentos, productos para las canastas que fueron distribuidas gracias a la ayuda de miles de voluntarios.
Ahora, la estrategia de Lacalle Pou es canalizar más de 2600 millones de dólares en préstamos a empresas para que puedan afrontar las consecuencias provocadas por la pandemia.
Mientras tanto, el presidente uruguayo enfrenta la mayor desaceleración en la economía de su país, desde la crisis de 2002, e intenta resolver el alto déficit fiscal y altos niveles de gasto público que le dejó la gestión anterior.
La vuelta a la "nueva normalidad"
A comienzos de mayo volvieron a abrir las oficinas de la administración pública de Uruguay, para dar respuesta a las consultas y solicitudes de los ciudadanos.
También se habilitó el regreso a clases en las escuelas rurales, y se espera que en las próximas horas se anuncie el regreso a las aulas en el resto del país.
A su vez, se reanudaron varias actividades y se dejó en manos de los empleadores las medidas para evitar contagios. También se reactivó la construcción con la vuelta al trabajo de alrededor de 500 obreros.
Desde el Gobierno solo se le recomendó a la población que se respeten las medidas de distanciamiento social y el uso de tapaboca. Lacalle Pou aseguró que si los uruguayos hacen un buen uso de su libertad habrá más aperturas en el corto plazo.
(TN.com.ar)