En el mundo empresarial, Roberto Baratta es recordado como el “intermediario” entre el ex Ministerio de Planificación Federal de Julio De Vido y los empresarios durante el kirchnerismo. Sus modos bruscos y sus insultos a ejecutivos través de su cuenta de Gmail, como pudo comprobar Perfil, eran tan habituales como sus amenazas, también recordadas por quienes lo trataron. Una de ellas incluso le valió una causa por coacción. 

La denuncia fue presentada por el diputado Manuel Garrido en 2014 y aseguraba que el exfuncionario habría amenazado al entonces presidente de la UIA, Héctor Méndez: una de empresas no iba a ser seleccionada en los procesos licitatorios en los que estuviera involucrada, prometía Baratta, si él no matizaba sus críticas al Gobierno K.

A sus 44 años, el exsubsecretario de Coordinación y Control de Gestión del Ministerio de Planificación fue detenido por segunda vez en menos de un año en la madrugada de este miércoles. Fue en el marco de una causa en la que se investigan los presuntos pagos de sobornos de empresas durante el kirchnerismo. Junto a la suya se libraron otras 14 órdenes de detención y varias citaciones a indagatorias: entre ellas la de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner y el ex juez Norberto Oyarbide, quienes deberán presentarse frente al juez Claudio Bonadio y el fiscal Carlos Stornelli en los próximos días.

El fanatismo de Baratta con el kirchnerismo fue total. Y con razón: en mayo de 2003, tras conocer al entonces candidato a presidente, Néstor Kirchner, en la confitería La Biela, Baratta dejó de trabajar como taxista y de levantar quiniela, como hacía, y empezó a estudiar Comercio Exterior y a trabajar en el Ministerio de Planificación Federal. Ahí se ganó la confianza de De Vido y conoció a quien es hoy su esposa, Dalina Bielle, una santacruceña cuyo padre, Dardo, formó parte del entorno sureño de Kirchner. Juntos viven en el piso 18 de una torre de la calle José Hernández al 2000, en Belgrano. De ese semipiso lujoso, ubicado en una de las zonas más tradicionales y recoletas del barrio porteño, el exfuncionario salió esta madrugada, por segunda vez en menos de un año, detenido.

La primera detención fue en octubre de 2017, también por orden de Bonadio, en el marco de la causa por Gas Licuado, uno de los frentes que lo complican en Comodoro Py. Otro es por el escándalo de los desmanejos en Yacimientos Carboníferos Río Turbio (YCRT), donde entre las irregularidades que se investigan está cómo durante años, y a través de convenios sin control, desde esa cartera se desviaron miles de millones de pesos a través de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), tal como fue revelado en mayo de 2016 por el diario Perfil.

En ese expediente hay mails, a los que accedió este medio, enviados desde la casilla de Gmail de Baratta, que demuestran la forma en que se acordaban los pagos, cómo había convenios que superaban los montos totales presupuestados y la falta de detalles sobre movimientos millonarios.

En su derrotero judicial, el exfuncionario fue sobreseído dos veces por Oyarbide, quien también está citado a indagatoria en el marco de la nueva causa. Entre sus procesamientos en tribunales, además de los de YCRT y GNC, también está el que tuvo en la causa por los desmanejos en la caja chica del Ministerio, donde el juez Sebastián Casanello también le trabó un embargo de tres millones.

En 2016, tras su salida del Ministerio, Baratta abrió una consultora particular en el microcentro porteño, junto a otro de sus amigos y también ex funcionario del organismo, Damián Camacho. Juntos, antes de la primera detención, solían desayunar a diario en el mítico Florida Garden, a metros de sus oficinas.

(Perfil)