A sus 40 años, Luciana Grandon decidió que quería ligarse las trompas ya que durante sus dos embarazos -tiene dos hijos de 14 y 7 años- había tenido serias complicaciones de salud, y además no deseaba atravesar por otro embarazo.
Es así como fue a su médico, en Puerto Madryn, y le hizo el pedido. Éste le pidió que completara un formulario, lo hizo. Pero el médico le agregó que debía firmar también su marido, a lo que la docente se opuso rotundamente.
“Había tenido desprendimiento de placenta y dos cesáreas de urgencia. No quería correr más riesgos, no quería seguir tomando pastillas además de que me parecía que con dos hijos ya estaba bien. Cuando vi el requerimiento de la firma del varón en el formulario, fui a encarar al médico. Incluso me acuerdo de que golpeé la mesa.
Él estuvo de acuerdo en que no correspondía pedir esa firma porque la ley no lo decía. Me dijo que entregara el formulario solamente con su firma y con la mía“, recordó Luciana, que también es periodista.
Luego de tranquilizarse e ir a trabajar, decidió volver para terminar el trámite. “Yo lo mando así, con el espacio de la firma del hombre en blanco pero la práctica te va a volver rebotada de Trelew“, explicó un empleado. Luciana tiene la obra social ADOS, y su respuesta fue contundente: “Esto no es así, yo voy a hacer una carta”.
Fue así como junto al formulario que le exigían presentó una carta en la que explicaba por qué no debían requerirle la firma de su marido, mencionando las leyes nacionales y provinciales. Y lo logró, aprobaron su pedido.
“Madryn es un pueblo chico y hubo gente que se molestó. Pero yo no quería perjudicar a nadie. Solamente quería dejar en claro un derecho. Además, yo figuro como soltera en todos lados. ¿Qué pasa si una no tiene un hombre que la respalde?“, explicó Luciana al respecto.
Fuente: TN