Los supermercados están recibiendo nuevas tandas de aumentos por parte de sus proveedores, en especial de los productores de alimentos. Alegan que recién ahora se está sintiendo con fuerza el impacto de la suba del billete verde. El Gobierno revisa su estrategia y busca acuerdos con los privados
“Lo peor en la economía no sólo no pasó, sino que apenas está arrancando”. Esa es la sensación que se vive en la "línea de fuego" del consumo, donde se está produciendo una nueva andanada de aumentos.
De hecho, la perspectiva de una elevada inflación -por encima del 2% mensual- no encontró un freno en mayo, tal como se habían esperanzado los funcionarios del equipo económico. De mínima, se prolongará a lo largo de los próximos dos meses. Tanto en junio, que acaba de comenzar, como en julio las presiones inflacionarias serán muy intensas.
Prueba de ello es que varias de las empresas líderes ya remarcaron sus productos un par de veces en las últimas dos semanas. En este grupo se encuentra Molinos, que acaba de ajustar nuevamente el precio de los fideos hasta un 7%.
Las subas en alimentos con fecha de inicio junio son muy significativas no sólo por la magnitud, sino también por la cantidad de rubros.
Algunos de los tantos ejemplos es el de las yerbas (6%), té en saquitos (20%), lácteos (6% a 8%) llegando hasta la sal de mesa (12%), también por segunda vez en quinces días.
Dentro de la canasta familiar, también hubo aumentos del 12% promedio que se extendieron incluso hasta las bolsas de residuos, artículo que se vio afectado por la suba del dólar y el alza del barril de petróleo.
La renovada ola de remarcaciones no hace otra cosa que dejar de manifiesto el nuevo escenario económico tras la última devaluación.
Previsiones que se acercan al 30%
Hasta abril, el esquema previsto era el de una inercia inflacionaria que se iba desacelerando de manera paulatina.
Este plan -que ya venía magullado por el salto del dólar de $17,50 a $20 en la primera parte del año- directamente estalló el mes pasado, cuando el Gobierno se vio obligado a devaluar de $20,5 a $25.
Las consultoras tomaron nota del nuevo escenario y la mayoría corrigió sus pronósticos. Ahora, el promedio refiere a una inflación del 27% para 2018.
Eco Go (ex Bein) es la más pesimista: 28,2%, según su última revisión. En estricto off the record, algunos de los analistas consultados perciben que hasta podría terminar siendo del 30%, o incluso de algún punto más.
No obstante, admiten que no pueden consignar ese dato ahora mismo ya que todavía queda una instancia: la capacidad de las cadenas (desde las fábricas a los comercios) de poder absorber una parte de la devaluación.
Por lo pronto, referentes deempresas líderes y consultoras convocadas por iProfesional admiten que todavía falta un buen trecho para ver el final del "pass through", como se denomina en la jerga al traspaso de la suba del dólar a los precios de bienes y servicios.
Por lo pronto, el consenso es que en mayo sólo se "contagió" apenas una partecita del alza del billete verde y que otra porción importante se dará este mes.
También va quedando claro que los efectos de la devaluación serán más contundentes que el escenario previsto por Federico Sturzenegger en su última aparición pública.
Pese a que la divisa ya había escalado a $25 (en la franja minorista), el banquero central aseguraba en mayo que la inflación "venía bastante por debajo de la de abril".
Basaba su afirmación en la inexistencia de incrementos tarifarios para ese mes: "Tendremos mucha ayuda de los precios regulados, cuyo proceso de ajuste terminó". Hoy, ese pronóstico quedó totalmente enterrado.
(iProfesional.com)