El presidente de la Corte Suprema de Justicia, Carlos Rosenkrantz, participó como invitado en la boda de la hija de Fabián Rodríguez Simón, reconocido operador judicial del Jefe de Estado, Mauricio Macri.
Rodríguez Simón fue quien redactó el decreto que posibilitó la llegada de su amigo Rosenkrantz al máximo órgano judicial del país y también ideó la estrategia para desplazar a Ricardo Lorenzetti de la titularidad de la Corte.
En la imagen del casorio, se lo puede observar a Rosenkrantz que aparece en una mesa aledaña a otra donde están José Torello, jefe de asesores de Macri, Bernardo Saravia Frías, Procurador del Tesoro Nacional, Miguel Ángel Gutiérrez, presidente YPF, Fernando Sánchez, Secretario de Fortalecimiento Institucional de la Jefatura de Gabinete de Ministros, Mariana Zuvic, parlamentaria del Mercosur por Cambiemos, Juan López, diputado nacional oficialista, y Gustavo Lopetegui, Secretario de Energía de Nación, entre otros.
El presidente de la Corte expresó el pasado 19 de marzo, cuando inauguró el año judicial, que “se empieza a generalizar la desconfianza de que servimos a intereses distintos al derecho”. Quizás se refirió a esta relación de amistad que mantiene con los más altos funcionarios y representantes del Poder Ejecutivo.
La independencia de los poderes del Estado argentino nunca fue tal, pero mostrar la dependencia entre el Judicial y el Ejecutivo, como acaba de ocurrir, es de un cinismo y una hipocresía total, máxime teniendo en cuenta que después el pueblo tiene que soportar discursos que afirman lo contrario.
Según la periodista Irina Hauser, el próximo 25 de abril Rosenkrantz, Miguel Ángel Pichetto, Torello, y los CEO´s regionales del banco HSBC y de la empresa Vista Oil, viajarán a Estados Unidos por el tema inversiones. ¿Cuál es el papel del presidente de la Corte Suprema en ese contexto? Vaya uno a saber…