MIÉRCOLES 18 de Diciembre
MIÉRCOLES 18 de Diciembre // GENERAL PICO, LA PAMPA
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  DOMINGO 23/05/2021
El Gran Salitral o Salitral Encantado
GERA Audiovisuales sigue recorriendo La Pampa y en esta oportunidad nos cuenta una magnífica historia desde los salitrales del oeste provincial.

Estaba en La Reforma realizando un trabajo, y no pude dejar de volver a un lugar que me volvió a sorprender tanto como la primera vez que fui, unos dos años atrás.

Salimos por la RP 20 hacia el oeste, camino hacia 25 de Mayo, y durante unos ochenta kilómetros fuimos observando distintos puestos que están a la vera de la ruta, entre otros, uno muy conocido, el que más trascendió: el puesto de “Chiquitín” Quiroga.

Pero quien era este hombre? Con el paso del tiempo se convirtió en un referente en la desolada ruta para camioneros y hasta turistas que pasaban por el lugar.

Su propósito era “ayudar”. Y cómo lo hacía? Por ejemplo invitando una cerveza a esos camioneros que paraban a saludarlo, porque en el viaje anterior los “había salvado” con un poco de combustible en años en los que las estaciones de servicio estaban lejanas unas de otras.

A diferencia de otros puesteros “Chiquitín”, simpático y muy sociable, siempre estuvo ahí. Hasta turistas de otros países que lo conocieron cuando necesitaron ayuda en la famosa e interminable ex “Ruta del Desierto”, lo admiraban.

Hoy el puesto sigue habitado, aunque Don Quiroga ya no está entre nosotros. Su historia, a medida que me la iban contando, me impactó lo suficiente como para compartírselas en este espacio.

Lamento no haber registrado unas imágenes del famoso lugar que fue construyendo “Chiquitín” Quiroga con su sentido de solidaridad cosechando amigos de todas las latitudes. 

El tiempo nos corría y pasado el mediodía debíamos llegar a otro puesto donde el encargado Octavio Leguizamón, para todos “El Piche”, nos estaría esperando con un apetitoso chivo para el almuerzo, allí en el medio de la nada, pero en el centro de todo lo que nos hace bien de tanto en tanto: la desconexión de la agitada rutina diaria.

Al llegar al cruce de la RP 20 con la RP 23 bajamos hacia la derecha por un ancho camino de tierra y arena rodeado de un monte achaparrado.

Pasados unos cinco kilómetros el amplio sendero tomó altura: estábamos sobre el paso de una barda, y desde allí tuvimos el primer impacto al divisar allá abajo y muy lejos, gran parte del Gran Salitral o Salitral Encantado, en el pasado, guarida del pueblo ranquel.

El Sol de la media mañana tiraba sus rayos sobre el gran manto blanco esparciendo un recto reflejo que se cortaba cuando las bardas se interponían desde nuestra posición de privilegio.

Después de hacer un par de fotos, avanzamos hasta llegar a un cono color naranja puesto como sombrero sobre un poste. Es la señal de ingreso a un estrecho camino que nos llevaba al puesto de César y Juan Cerda.

Recorrimos unos seiscientos metros atravesando espinosas ramas que agredían nuestro paso como defendiendo ese territorio hostil y lejano, y llegamos al puesto del que semanas atrás les conté una historia con imágenes.

En esa publicación relaté que “había tapera”, ya que –según me contaron sus familiares después de ver la publicación- ese día “los Cerda” estaban “pastoreando sus ovejas” en el inmenso territorio de alpatacos, breas, retamos, jarilla y otros arbustos como el jume.

Desde el puesto avanzamos sobre improvisados caminos, equivocando el andar al comienzo, por lo que debimos desandarlo al ver que nos alejábamos de lo que nos parecía “el corazón del salitral”.

Pasados unos minutos encontramos el bravo sendero que nos acercaba cada vez más al gigante manto blanco. Entre profundas cortadas hechas por las recientes lluvias, que parecían nos iban a obstaculizar el avance, la camioneta sorteó la adversidad y pudimos “bajar” a lo que de pronto se convirtió en una infinita playa.

A lo lejos veíamos una cadena de bardas embelleciendo la geografía de un lugar que en esta segunda visita me volvió a sorprender. Hacia ellas fuimos acercándonos lo más posible para tener todo lo más cerca: salitral y bardas.

En mi primera visita una sequía azotaba la zona, por lo que el terreno era bastante similar a lo que podemos ver en el “Barreal blanco” de San Juan, famoso por sus competencias de carrovelismo.

Aquella vez nos adentramos con la camioneta de la entonces Subsecretaría de Turismo de La Pampa unos 300 metros hacia el salar, y sin embargo el piso tenía una textura resquebrajada que ofrecía caprichosos dibujos, con piso muy firme.

Sin embargo en esta ocasión, la camioneta de los amigos de la Comisión de Fomento de La Reforma quedó a la orilla, sobre un camino marcado por recientes huellas.

La razón es que esta vez hubo un importante registro de lluvias en la zona –cosa no muy habitual- y eso hizo que esta vez el salar se convirtiera casi en un gran lago.

A medida que nos acercábamos al agua, pasados unos cuatrocientos metros del camino, los pies comenzaban a enterrarse cada vez más. Íbamos dejando huellas sobre un escenario natural infinito, y a uno lo va invadiendo la sorpresa, la felicidad y el orgullo por descubrir la tierra que habita, muchas veces sin conocerla.

El asombro de quienes me acompañaban frente a lo que estaban era cada vez mayor. Algunos de ellos, nacidos en La Reforma, no lo conocían. Es una realidad que he visto no sólo allí, sino en distintas provincias de la Argentina que he recorrido. Muchos lugareños no conocen lo que tienen a pocos kilómetros por distintas situaciones de la vida.

Cámara en mano hice fotos, y luego levanté el drone que fue recorriendo parte de la maravillosa geografía en ese largo trayecto entre el agua del salar y las bardas que se veían cercanas, aunque no tanto.

He sido un afortunado las dos veces que estuve allí. No había viento en una zona donde es frecuente que sople y fuerte, lo que hizo que tuviera un vuelo ideal para obtener imágenes.

Las características biológicas y paisajísticas de esta inmensidad ubicada entre los departamentos de Lima Mahuida y Puelén, son especiales.

Aquí habitan la tortuga terrestre, el guanaco, la mara y el puma, entre otros y, en la zona de las bardas se han encontrado caracoles de mar dando indicios de lo que hace millones de años ocurría en este lugar.

El Gran Salitral o Salitral Encantado debería ser un punto turístico de La Pampa. Hace un tiempo había avances para adecuar sus caminos de ingreso, de manera tal de incorporarlo a la oferta turística, como así también poder realizar allí paseos en paratrike y practicar carrovelismo.

Es uno de los más extensos del mundo: tiene unas sesenta mil (si, 60.000) hectáreas, lo que lo transforma en único e infinito, como nuestra desconocida pampa.

VIVA LA PAMPA!

Gerardo Alainez - Productor audiovisual

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