Si bien no aporta energía, interviene en innumerables procesos fisiológicos, como es regular la temperatura corporal, ayudar en la absorción de vitaminas y minerales, contribuye en la eliminación de toxinas de nuestro organismo, evita el estreñimiento, mejora la resistencia física, así como también hidrata nuestra piel mejorando su aspecto.
Tan vital es el agua que, si se priva al organismo de ella, aunque sea por períodos cortos, puede correr riesgo nuestra salud. La primera señal de advertencia que nos da el cuerpo es la sed. Su presencia ya está indicando algún grado de deshidratación, que pueden llevar a expresarse como debilidad muscular y cansancio. Cuando la deshidratación es prolongada, puede causar cansancio extremo, dolor de cabeza y fallas orgánicas, entre otras cosas. Por lo tanto incorporar agua a nuestro organismo diariamente es fundamental, aunque no existe una fórmula exacta para calcularla cantidad que debemos tomar, ya que varía de acuerdo con las necesidades de cada cuerpo, según la edad, la temperatura ambiente, entre otros factores.
Lo ideal es beber 1,5-2 litros (6 a 8 vasos) diarios para mantener el balance de agua que el cuerpo necesita.
Para garantizar una buena hidratación de tu cuerpo, no solo es importante la cantidad de agua que bebas, sino también la calidad de los líquidos que consumas, puesto que no todos son saludables y no todos hidratan de igual forma, además es importante tener en cuenta que el agua no sólo está presente en las bebidas, sino también en distintos alimentos, como frutas, verduras, leche, etc.
Otras formas de incorporar el agua en tu dieta puede ser a través de:
Una buena recomendación para mantenernos hidratados y saludables es crearse el hábito de tomar agua varias veces al día, sin esperar a que tengamos sed para hacerlo.
Lic Laura Bori (MP2827)
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