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  SÁBADO 28/11/2020
Caramelos Fizz: 40 años de la golosina más asombrosa
Ácidos y efervescentes, se venden en tiritas y tienen fanáticos desde los años '80.

Para algunos, una joya. Para otros, su sola mención ya es motivo de escándalo. Tiene su humor el Fizz: un caramelo ácido y antiácido a la vez, con corazón de sal de frutas. Muy babasónico. Cool. De hecho existe una canción del grupo llamada, justamente, Fizz. Al principio es una golosina dulce, pero no tarda ni 16 segundos en transgredir su apacible lugar común para llegar a un ¿repugnante? estado de sabor.

De ahí nacieron, con los años, otras especies kiosqueras que te hacían sangrar la lengua como los chicles Puaj!. Habrá que decir, en honor a la verdad, que el Fizz representó la respuesta autóctona al revolucionario Pop Rocks, ese chasquido granulado y efervescente que apareció –importado- en la Argentina de Martínez de Hoz, allá por 1979.

Juanchi Baleirón, de Los Pericos, se declara Fizz friendly. “Si no los comiste, mejor no hablar de ciertas cosas como, por ejemplo, de la década del ‘80”. No hay lugar a debate. El músico es parte indudable de una generación que supo del Chocolandia y no llegó a ver (vivos) a los dinosaurios pero sí a los sea monkeys.

El caramelo Fizz atravesó la moda sin réplicas para seguir estando en los kioscos –en pocos, no en todos- desde 1980. Casi una obra maestra de la picardía y el fluido. Sobreviviente de una época en que las golosinas sólo buscaban satisfacer antojos sin el menor anhelo de alimentar.

Especie casi extinta, es el caramelo preferido de Cande Tinelli (¿y ahora de Coti?). Adrián Dárgelos, el seducido el elfo-cantante de Babasónicos, le rindió un velado tributo en ese tema donde canta: “Fiesta de farsantes de la espuma social…”

El arte, por lo visto, no es indiferente al Fizz. “Muy interesante me resulta”, nos dice Marcelo Birmajer, escritor y glotón que ha ensayado sobre el copo de nieve. “Lo importante es el polvo en tu lengua. Recuerdo dos golosinas con un efecto de movimiento en la boca: el Pop Rocks de sandía, yo nunca había probado ninguna cosa con gusto a sandía, y el Fizz, que a medida que se disuelve la parte dura, supura una sensación, no un sabor. El Pop Rocks lastimaba. El Fizz no, el Fizz deja un murmullo de río".

Un caramelo ácido y al mismo tiempo con sal de frutas. Irónico, lisérgico, sutilmente diabólico. Si te metés la tira de cinco caramelos, hasta parece que tenés rabia. En plena moda de los caramelos duros de Suchard, el Fizz fue el primer súper ácido que llegó para desordenar nuestros gustos y saberes dulceros.

Romina Gámez es abogada y sommelier de caramelos Fizz. “Desde mi escuela primaria, la plata que me daban mi abuelos se destinaba a reventar los bolsillos de mi guardapolvo con tiritas de Fizz”, cuenta orgullosa desde su estudio. “Ahora me compro cajas. Cuando manejo, tengo Fizz en la guantera del auto. No sé si soy más fan del violeta o del rojo, pero estoy en condiciones de afirmar que si el naranja no estuviera en la tira, no pasaría nada. Amo ese caramelo. El relleno ácido con cobertura dulce compone un maridaje perfecto. Eso sí, es un caramelo adictivo. Tengan cuidado”.

Arcor estudió la síntesis entre el caramelo duro y el bicarbonato de sodio. Si bien los actuales fabricantes no hablan de propiedades terapéuticas, la medicina podría recomendarlo en caso de mala digestión o síndrome del intestino irritable. Está prohibido vender remedios en los kioscos, sin embargo el Fizz podría entenderse como una combinación eficaz de carbonato de sodio y ácido cítrico elaborado en base a azúcar.

Releemos Las puertas de la percepción, de Aldous Huxley, observando que sus letras no pasan de los hábitos psicodélicos del LSD. Murió 17 años antes Huxley. No supo de la alegría estomacal que puede derivar en el eructo del caramelo más barato de la Argentina. Dos Sugus sueltos, 5$. La tirita de bienestar del Fizz puede conseguirse a $15.

Como dirían los amigos de Paso de los Toros, "cortemos con la dulzura". Fizz es una golosina pérfida como nuestro Ser nacional. Probala y experimentá lo siguiente: el ácido te cierra el ojo derecho. El cerebro envía señales algo equivocas de tic nervioso. Fizz, sí, un caramelo filosófico e incómodo que nos habla, que nos dice que la vida no es simple y puede ser impredecible como una pelota de rugby.

Cuando comía Fizz, a Maradona se le cerraba el ojo izquierdo porque era zurdo y se le dificultaba pestañear con el otro. El Fizz sabe que estamos hechos de risas, de lágrimas, de fluctuaciones. Que todos tenemos un lado bueno y uno malo. No te regala ninguna pausa el caramelo. No pasa inadvertido. Está en tu boca y vos sos absolutamente consciente de una presencia que jamás logrará ni el más mentolado de los chicles. A su modo, el Fizz te dice que el ser humano debe aprender a crecer en medio de la adversidad.

La escasez de los Fizz, para algunos, equivale a la escasez de productos básicos de la canasta familiar. Hay que andar. Uno de cada cuatro quioscos lo venden, según un amplio relevamiento de este diario. Los “fizzologos”, en un 80%, reportan la falta de las tiras en los comercios afines.

Lo que diferencia un Fizz de cualquier otro caramelo es su relleno en base a bicarbonato de sodio (el mismo que traen las sales para la digestión).

En Arcor no recuerdan muy bien quienes fueron los primeros fabricantes. Llamamos a Alan Bawden, administrador de El Gran Libro de las Marcas: “Tengo la leve sospecha de que eran de Misky, no puedo confirmarlo. Yo nunca fui muy fanático de los Fizz, pero cuando me agarraba el antojo era de comerme la tira completa. A diferencia de los que jugaron a ser zombies con la espuma que le salía de la boca, o jugar a ver si explotaban mezclados con gaseosas, en mi caso sólo me limité a degustarlos e imaginar el día que saquen una gaseosa con el nombre de esa marca”.

En 1972, Arcor compró la fábrica de golosinas Misky, ubicada en la localidad de La Reducción, provincia de Tucumán. Misky es sinónimo de caramelos duros, masticables y turrones de Navidad.

Desde España llegan noticias internacionales sobre nuestro caramelo homenajeado. “Si estás en Barcelona, recomiendo Pampa drugstore. Hasta caramelos Fizz venden”, posteó en Twitter un actor del teatro off.

Hace diez años, en Facebook había 328 fanáticos de los caramelos Fizz. En el foro –tristemente discontinuado- se discutía el color favorito, si convenía venderlos sueltos o seguir siendo el único caramelo que se comercializa en tira. Si valía la pena el Fizz Pinta Lengua o el exageradamente ácido Fizz super sour.

Entre paréntesis, “el otro día alguien me comparó a un caramelo Fizz: dulce al principio hasta que reviento en ácido”, nos recuerda la ex modelo Raquel Gorospe, de la camada previa a Deborah de Corral, Araceli y Carolina Peleritti.

Lotsa Fizz, tal su nombre completo. Lotsa viene de "Lot of fizz", en castellano, mucha efervescencia. “Tiene distintos ingredientes, como se especifica en su envase”, comentan en Arcor. “Entre ellos se encuentra el que hace que se produzca el efecto de efervescencia: bicarbonato de sodio”.

Los fabricantes merecen quedarse con la última palabra: “El Fizz es una golosina diferente y su elaboración no es sencilla. Cuando se lanzó en los años ‘80 fue toda una novedad. Su receta, con el tiempo, se fue modificando para adaptarse a requerimientos especiales, por ejemplo para ser exportada a Israel (certificación Kosher). Pero en la Argentina, y la región, siempre se mantuvo la fórmula original”.

(Clarín)

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