Durante la mañana del martes, minutos después del arribo de una dotación de bomberos que había acudido a un servicio sobre Ruta 33, una familia llegó desesperada al cuartel: su pequeño hijo, de tan sólo 9 meses, estaba ahogado con un caramelo y casi no respiraba.
El padre, que bajó con su hijo en brazos, se lo entregó a uno de los bomberos, quien junto a su compañera, en el piso a la entrada del cuartel, comenzaron a practicarle las maniobras para desobstruir y reanimar al menor, según publicó Distrito Interior.
Tras lograr la reanimación, dieron aviso al Servicio de Emergencias Médicas que rápidamente llegó al lugar. Pese a que el pequeño ya no presentaba signos de gravedad, por protocolo y precaución, fue examinado y así descartar cualquier riesgo.
A esa altura todo era alivio, emoción y gratitud a los bomberos.
Los efectivos intervinientes fueron José Pasten, quien recibió al bebé, y Marianela Videla que lo reanimó. Mauro Galaverna alertó a los paramédicos.
Para finalizar, desde General Villegas felicitaron y reconocieron el accionar bomberil. Además, destacaron la preparación, los conocimientos adquiridos y la humanidad al emplear los métodos de reanimación.
"Cuando las cosas pueden salir bien así suceden. Todo se alineó para que el bebé esté con vida; sus padres llegaron a tiempo al cuartel porque fue lo más cerca que tuvieron y el lugar donde depositaron la confianza para salvar a Valentino, su hijo", expresó el bombero Mauro Galaverna.
"Quienes lo asistieron acababan de arribar de una emergencia, dado que no siempre a esa hora hay bomberos en el cuartel, en pocas palabras se alinearon los planetas", concluyó.