Llovizna en la fría Buenos Aires de jueves. Una obra de arte: hombres desnudos. Uno de ellos se amarra –siempre desnudo- al motor de un Ford Falcon usado, pendulando (hombre y máquina antigua) por una cadena, desde el altísimo techo del Art Center. Cadena-hombre y motor se quedan quietos, quietísimos. Luego cadena-hombre y motor van y vienen, se mueven lentamente. Cuelgan. Pendulan. Mientras, otro hombre –también desnudo, todos los hombres (son actores de entre 20 y 30 años) van y vienen desnudos por los espacios- reposa sobre minerales hechos polvo. “Minerales sagrados”, los llama el artista Roger Hiorns, creador del obra.
“Del polvo venimos y al polvo volveremos”, dice. Y en el exterior, en un predio -parque húmedo, mojado (sigue lloviznando en este jueves gris) perteneciente también al territorio- Faena, se encuentra lo mejor, lo más shockeante y significativo: dos hombres (desnudos, obvio) se sientan, recuestan o yerguen encima de… viejas turbinas de avión utilizadas en la Guerra de las Malvinas. Máquina con sentido. La turbina de un avión que estuvo en la guerra.
¿Polémico?
Sí. Depende desde dónde se lo mire: el artista investiga, cuestiona la relación hombre-máquina-tiempo, dice. Pero para eso busca materiales con pasado.Estas acciones, estas intervenciones y objetos conforman todos juntos la obra “En el umbral”, del artista británico Roger Hiorns, ganador del Premio Faena a las Artes de este año.
Antes de usar los aviones de Malvinas, el artista había hecho otra obra similar, con aparatos que volaron durante la Segunda Guerra Mundial. El curador Pablo León de la Barra decidió llamar a este tipo de proyectos “site-sensitive”: se refieren a un tipo de obra relacionada con el transcurso del tiempo y creada específicamente para locaciones singulares, en este caso, de la ciudad de Buenos Aires. Pendular. En trabajo de Roger Hiorns.
Cuando se le pregunta a Hiorns por qué utiliza materiales o sitios con marcas históricas para sus obras, con traumas, comenta: “Simplemente creo que no es importante controlar el resultado de una obra; controlar el futuro de la obra es, de alguna manera, limitar su potencial. ¿Si este trabajo tendrá una lectura local que la presente como única? Creo que sí, y que por eso mismo refleja movimientos de migración sexual y de género, y también se alinea con la narrativa social. También creo que un nuevo arreglo puede comenzar”.
El artista lo define, exacto: “En el arte no se trata tanto de crear objetos como de diseñar conductas”. Crear, hacer nacer refugios humanos para protegernos entre nosotros del, a veces, duro mundo exterior.
Frente a su trabajo con las viejas turbinas de avión, comenta: “Yo sólo les doy permiso a los individuos que quieren enterrar aviones, y con pocas exigencias siempre digo: si”. Hiorn agrega: “En algún lugar, entre el éxito ambiguo y el fracaso glorioso, esperamos encontrar algo de verdad en lo que los objetos nos proponen a todos en el mundo”.
(Clarín)