Llegamos de tardecita a Delhi, nos metimos entre sus 13 millones de habitantes y decidimos ir directamente a las zonas de las embajadas, después de tantos viajes hemos aprendido que ahí y en los cementerios siempre hay espacios verdes y tranquilos para poder parar por algunos días.

Cruzamos gran parte de la ciudad y llegamos a un parque inmenso, precioso, con estacionamiento gratuito y con todas las embajadas a nuestro alrededor, incluida la que nosotros andábamos buscando.

Calles anchas, muchos árboles, sombra, tranquilidad. Justo lo que necesitábamos, teniendo en cuanta el lugar en el que estábamos. Un mercado muy cerca donde podíamos ir a comprar frutas frescas a buen precio, leche y queso!! que no se consigue en todos lados.

Además cerquita del museo del tren, un espacio simple y bastante deteriorado pero que sirvió para hacer un lindo paseo.

Estacionamos al lado de una gran casa de ratas, la montañita de tierra que teníamos cuando bajábamos a “nuestro patio” en su interior albergaba cientos de ratas en compañía de ardillas y centenares de palomas.

Como contamos anteriormente en India las ratas y muchísimos animales más son sagrados. Por la mañana veíamos como la gente se acercaba con bolsas enormes con semillas, bolsas de pan, varios litros de leche y agua fresca que le ponían cada día, limpiando además los recipientes donde bebían.

Es algo muy contradictorio para nuestra cultura y se vive con total naturalidad. Cada mañana al abrir nuestra ventana todas las vecinas peludas correteaban alrededor de nuestra casa.

Delhi, una ciudad inmensa donde gracias a una persona que conocimos el primer día que llegamos dimos con un espacio increíble para nosotros que nos encanta la escalada.

Fuimos a parar a la fundación de montañistas de India, un paraíso donde nos trataron con una amabilidad increíble, nos dejaron estar en este lugar donde en medio de la ciudad era un oasis verde, naturaleza, gente simpática y además, lo mejor de todo: un muro de escalada impresionante donde cada día Quintín y Alma pasaban horas subiendo por las diferentes rutas. Un placer!!

También el director del lugar quiso conocernos y nos invitó a su oficina para conversar un rato e invitarnos a que gratuitamente usemos todas las instalaciones todo el tiempo que quisiéramos quedarnos. Después de la charla nos invitó a almorzar en el gran parque junto a otras personas comidita rica, bien hindú.

Fueron unas mini vacaciones de ruido que disfrutamos muchísimo. Hicimos algunos paseos al centro, aunque ya habíamos estado en India hace unos años atrás volvimos a visitar el Fuerte Rojo, la Mezquita Jama Masjid, una de las más importantes construida en el año 1650 y también al viejo bazar donde nos inundamos en un mundo de especias, colores, olores, y un sinfín de cosas para ver y como siempre decimos: India tiene una postal a cada instante. Imposible poder retractar todo lo que sucede a nuestro alrededor.

Gente y más gente, infinidad de tipos de trabajos que se hacen en la calle, limpiadores de orejas (que para identificarlos andan con un hisopo puesto detrás de su oreja), “médicos” que colocan vendajes ante algún accidente, peluqueros que dejan la cara brillante después de las afeitadas con navaja. Costureros que hacen magia cambiando cierres, remendando pantalones y haciendo de un pedazo de tela una prenda en cuestión de minutos.

También están los vendedores de pollos que aunque en ningún lugar cuentan con heladera no podría comprarse un pollo más fresco, los tienen encerraditos y cacareando en una jaula, se elige uno y ahí nomás le cortan el pescuezo y a la olla. Y ni hablar con la habilidad que lo deshuesan, sentaditos en un tronco ponen el cuchillo entre los dedos del pie y así lo hacen, minuciosamente, quedando perfecto.

El dentista que saca las muelas en el cordón de la vereda. El zapatero que hace que los zapatos duren y duren un tiempo más (como sea). Y una infinidad más de oficios y trabajos inimaginables para el otro lado del mundo. India es única!!!

Caminamos y caminamos por cada callecita, cada rincón y cansados volvíamos a “nuestro” barrio.

India es un país increíble, único por su magia, su superpoblación y sus mil dioses. Su cultura, su riqueza espiritual y su pobreza. India es un viaje a otra dimensión, solo ver para poder creer todo lo que sucede alrededor.

Sigan en este viaje increíble!!

Abrazos!!! Gracias por acompañarnos!!!

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