JUEVES 18 de Abril
JUEVES 18 de Abril // GENERAL PICO, LA PAMPA
Seguinos en
Compartir
Twittear
  MIÉRCOLES 24/02/2016
Zircaos vuelta al mundo. Capítulo 33: Lahore, Pakistán
En estas tierras, al igual que en muchas otras, la gente que no tiene absolutamente nada es mucha, comer para sobrevivir es el mayor deseo de esta multitud de pelos sucios, caras gastadas por el viento y manos duras, la de algunos niños parecen las mismas que las de una persona grande, son callosas, viejas, maltratadas, fuertes.

Esta balanza tan desbalanceada, la misma que nunca encontrara el peso adecuado para que al menos la mayoría pueda vivir dignamente. Un mundo cada vez más egoísta donde los que tienen mucho seguirán siendo ricos y los pobres cada vez más pobres.

Para la primera parte de este capítulo no se necesita contar mucho. Las imágenes lo dicen todo. Una fábrica de ladrillos en el centro de Pakistán donde trabajan niños, mujeres y hombres, familias enteras amasando a mano cada pieza. Estacionamos y dormimos a un costado, al día siguiente nos despertamos entre los locales donde nos ofrecieron un chai para comenzar la mañana y un trozo de pan.  

Seguimos en camino. Después de la despedida tan afectuosa de la gente de Jaranwala nos fuimos a Lahore, una ciudad a pocos kilómetros de la frontera con India.

Varias personas nos invitaron a sus casas pero Zaki, un amigo de nuestro amigo había sido el primero en enviarnos la invitación. Más o menos nos habían indicado el camino para poder llegar. Tardamos unas 7 horas, el camino estaba en muy mal estado. En uno de los puestos un policía pidió sacarse una foto con nosotros.  Alma y Quintín recibieron unas rupias como agradecimiento.

Fue un viaje muy agotador, trayectos lentos esquivando todo tipo de animales, tractores, gente. Después de perdernos unas cuantas veces llegamos a la ciudad, alguien nos prestó un teléfono y llamamos a Zaki que nos vino a buscar con sus amigos Usman, Razi y Zaib, todos con una amabilidad increíble, curiosos por saber de nosotros. La cosa que cuando íbamos siguiendo su coche en dirección a su casa nos encontramos de repente dentro de un barrio cerrado, con vigilancia en las cuatro entradas al predio, algo impensado al estar en Pakistán. Llegamos a su casa y al entrar la mesa estaba servida con una cena que hacía mucho que no veíamos!! Un verdadero banquete.

Pescado asado, pollo preparado de diferentes maneras, ensaladas, pan recién hecho, jugos exprimidos, postres. Nos estaban esperando de esa manera. Personal que se encargaba de todo en la casa y nosotros alucinando porque nunca nos hubiésemos imaginado llegar a un lugar así. La camioneta la estacionamos en la vereda dispuestos a dormir ahí y felices porque había quedado derechita, pero inmediatamente el nuevo amigo ya tenía preparada una habitación con baño privado solo para nosotros. Agua calentísima y una ducha fuerte.

Sentimos que nos venía muy bien todo esto después de una travesía de meses y meses. Aunque extrañamos nuestra casita rodante en esas noches nos sentimos muy cómodos y felices disfrutando lo que se nos ofrecía.

Luego de la cena vino la invitación para salir a dar un paseo por la ciudad. Lahore es una ciudad preciosa llena de árboles en las grandes avenidas y con mucho para visitar, un lugar con historia. Nos llevaron a recorrer la mezquita principal y subimos a un mirador para apreciarla mejor, mientras nos contaban de su ciudad, de la historia de su país, transmitiéndonos lo felices que estaban por nuestra visita.

También paramos en un lugar a tomar el típico té Cachemira que se prepara en un recipiente muy grande de poca profundidad, donde mientras la leche hierve se le agrega azúcar e hierbas y se revuelve durante horas y horas. Un hombre con pocos dientes en medio de la noche se acercó con un tambor a cantarnos un par de canciones a cambio de algunas rupias.

Al día siguiente más planes, visitas al fuerte, a la mezquita (pero esta vez recorriéndola desde adentro), por la nochecita hicimos paseos por el gran bazar degustando diferentes comidas y a Guille uno de los chicos le dio de regalo un gorro típico pakistaní. A la noche fuimos invitados a una cena deliciosa en casa de Zaib donde su mujer cocino platos exquisitos y pan recién salido del horno.

Al día siguiente asistimos junto a Usman y su esposa Sonia a una histórica ceremonia. Cada atardecer se lleva a cabo el ritual de bajar las banderas y cerrar la frontera entre India y Pakistán en el cruce de Wagah. Cientos de personas llegan de cada lado de la línea a presenciar la ceremonia gritando el nombre de su país y ondeando pequeñas banderas.

Disfrutamos muchísimo, era algo que teníamos pensado hacer porque es único. Nos agasajaron todo el tiempo con regalos y recuerdos, para terminar la tarde nos invitaron a unas pizzas pero antes a pasar por una zapatería regalándonos un par de sandalias a Alma y a mí.

Fueron días intensos, paseos, búsqueda incesante de un filtro de aceite para nuestra camioneta que no quería dejarse encontrar, conversaciones, invitaciones y muchísimo cariño de parte de este grupo de nuevos amigos dispuestos a hacernos sentir como en casa. La última noche organizaron una cena de despedida en un restaurant donde degustamos más platos típicos. Nos despedimos prometiendo volver a encontrarnos.

 Y al día siguiente, por la mañana tempranito nos acompañaron hasta la frontera. Antes de partir nos invitaron a desayunar donde para comenzar el día la carta ofrecía una especie de estofado de carne, porotos en salsa picante, panes calentitos, yogurt, te y paratha, es un pan finito tipo panqueque que se le pone manteca por encima, se prepara en el momento que se va a comer, es para el desayuno. Y ese mismo pan (sin manteca) tiene como nombre roti y se come en el almuerzo y la cena.

Fue muy interesante haber vivido este Pakistán desde los dos extremos, pobreza y riqueza. Poder sentirlo y palparlo desde las dos veredas.

Queremos compartir que durante los días que estuvimos en Lahore, el país entero conmemoraba el primer año de la masacre en una escuela de Peshawar, al noreste del mapa, donde murieron 150 chicos bajo un ataque terrorista de los talibanes. La ciudad estaba empapelada con las fotos de todos los niños y en cada rincón del país se conmemoraba el tristísimo día. Los controles eran estrictos en diferentes puntos de la ciudad.

Y ya nos vamos despidiendo de este país, inolvidable, hermoso, de gente de sonrisa cálida, amable. Un país que tiene mucho y que lo da todo. Amor, que tanta falta hace en este mundo.

Gracias Pakistán!!!

Pakistán Zindabad!!!!!

 

Sigan nuestro viaje en Facebook: ZIRCAOS VUELTA AL MUNDO

Y suscríbanse a nuestro canal de youtube: ZIRCAOS

Hasta el próximo capítulo!!!!

Abrazos viajeros. Gracias por acompañarnos!!!

Comentarios
 
ACLARACIÓN: No se publicarán insultos, agravios, ni cualquier otro texto con términos injuriosos.
Tampoco se publicarán comentarios con mayúscula fija.
No observar estas condiciones obligará a la eliminación automática de los mensajes.
 
 24/02/2016 | 15:30 Hs
Enviado por Juli
Excelenteeeeee bien sigan contando y mostrando todo.!!!!
 
 24/02/2016 | 10:50 Hs
Enviado por Mariano Campagno
Genial chicos, un beso grande a toda la familia.
 
Escriba su comentario



Diseño y diagramación: A P