Toda la región de Beluchistán (la provincia que limita con Afganistán) esta propensa a sufrir ataques de diferentes tipos, forma parte de la zona donde se cultiva el opio y suelen haber ataques terroristas debido a las guerras tribales, por eso mismo la custodia policial a los extranjeros y a los pakistaníes de otras provincias es obligatoria, es imposible hacer ese trayecto de unos 1000 km. sin ellos así que no tuvimos opción, tuvimos que aceptar su compañía. La travesía tuvo una duración de 4 días.

Durante los días que estuvimos con custodia dormimos en nuestra casita pero dentro de estaciones de policía, de hoteles y con la salida prohibida a la calle, para comprar algunas cosas básicas tuvimos siempre que pedirle a alguien que fuera por nosotros a buscar algo a la despensa de al lado.

En esta situación había que llegar hasta la ciudad de Quetta donde ahí debíamos hacer una carta anunciando que continuábamos camino bajo nuestra responsabilidad una vez salidos de la provincia de Beluchistán.

Durante el trayecto por la zona de ruta cruzamos desiertos, camellos, rutas destruidas o casi inexistentes, arena, poblados, sonrisas  y caminos en mejor estado. Siempre acompañados, nunca, en ningún momento de los cuatro días en los 1000 km. nos dejaron solos. Todo el tiempo cambiaba la guardia y todo perfectamente coordinado. Quisiéramos aclarar que no hubo que pagar absolutamente nada por la custodia.

Los puestos de policía eran muy precarios, la mayoría de barro y un cordel que un gendarme sentadito en su silla muy tranquilamente bajo el sol del desierto subía y bajada cada vez que venía algún vehículo, cosa que ocurría muy de vez en cuando. Por muchos kilómetros estábamos en ruta ellos, nosotros y el desierto, nadie más.

En cada parada nos pedían los pasaportes y anotaban nuestros datos en cuadernitos simples, algún improvisado nos lo hizo anotar en un pedazo de papel, como para cumplir… siempre con una sonrisa amable, curiosa, con amabilidad y respeto absoluto.

En algunas paradas los mismos policías nos invitaron a tomar té que ellos mismos preparaban con fueguito a leña, sentados todos en círculo disfrutando del silencio del paisaje, solo el viento traía un sonido desde lejos. En otras subieron a conocer nuestra casa. En casi todas nos sacaron alguna foto. Siempre la mano tendida para el saludo cordial y simpático y la pregunta de casi todos los musulmanes: cual era nuestra religión?  Para ellos lo es todo.

A Pakistán no es normal que lo cruce gente de otros países, somos pocos los viajeros afortunados que lo hacen por eso mismo también toda su curiosidad cada vez que arribábamos a los controles de ruta, suponemos que habremos pasado por unos 30 aproximadamente.

Fuimos acompañados en camionetas nuevas, otras más viejitas, motos y también en algunos trayectos venían sentados con nosotros en nuestro vehículo. Siempre amables. Siempre armados.

Empezamos a descubrir el paisaje de Pakistán y todo lo que íbamos cruzando desde arriba de nuestra camioneta a medida que avanzábamos, siempre en compañía, sin poder parar.

Una de las tantas cosas que nos llamó mucho la atención fueron los camiones, son realmente muy curiosos y bonitos, un arte, pintados a mano, coloridos en sus cuatro lados, adornados con colgantes de colores y en muchos casos las cabinas son de madera talladas a mano también. Parecen altares. Cada uno lo decora a su manera. Hay artistas que se dedican exclusivamente a eso y los camioneros se sienten orgullosos por manejar los camiones más bonitos. Los diseños van desde los florales, paisajes, ojos humanos, caligrafía y animales como caballos, tigres, leones y pescados. Los retratos de héroes nacionales y personales pintados en la parte trasera de los camiones van desde imágenes de cantantes famosos pakistaníes a líderes militares, incluyendo alguno a Bob Marley o a la princesa Diana de Gales. Es muy interesante!! Pueden buscar más información y fotos en varias páginas de internet. Realmente es muy curioso y hermoso de ver. 

Una vez que entramos en Pakistán empezamos a conducir del lado contrario. Fue nuestra primera experiencia manejando la camioneta al revés, por la izquierda. Pensamos que iba a ser más difícil pero no, enseguida le agarramos la mano. Así empezamos esta etapa, país desconocido, policías escoltándonos, manejando por la izquierda, rutas destruidas, sin poder hacer ninguna parada y con muchísima curiosidad por ese mundo nuevo que empezábamos a descubrir.

Emoción, mucha emoción, porque este es el viaje que nos imaginábamos...

Casi de tardecita y muy cansados llegamos a Nalbandian, desde el control anterior veníamos escoltados por una camioneta y dos policías armados que venían con nosotros arriba, entramos en esta ciudad pequeña por una calle de doble mano y que de repente un portón en la mano derecha se abrió y pasamos al estacionamiento de un hotel. La puerta se cerró y no nos permitieron salir a la calle a comprar algo para comer, lo hizo por nosotros uno de los policías. Este lugar tenía un restauran chiquito donde como opción había tres tipos de comidas para pedir, todas a base de arroz, con mucho gusto nos devoramos un rico y picantísimo plato de arroz con pollo.

Nos dieron la bienvenida anunciándonos que al día siguiente a las 8 de la mañana estemos listos para salir rumbo a la ciudad de Quetta.

Continuará…

Abrazos viajeros para todos!!!!!!!!!

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