Para hacerle una buena prueba a la casita con ruedas nos fuimos hasta el Lago de Garda, abrazos, más amigos, asadito de por medio, unos días por ahí y como siempre pasa en esta vida "que no hay mal que por bien no venga" mientras seguíamos informándonos sobre los visados de los países, vimos que la de Pakistán solo se podía tramitar en el país de origen del que la solicita y como tenemos nacionalidad italiana salimos para el consulado pakistaní más próximo... en Milán y empezamos con el trámite.
Les contamos que para poder entrar a Pakistán, no es asunto fácil, por avión no hay mucho problema, el inconveniente empieza cuando les dijimos que íbamos por tierra.
Por tierra no!, dijo un pakistaní muy serio que nos atendió con cara de muy pocos amigos. Solo estaba la posibilidad de obtenerla con un permiso del gobierno de Pakistán para poder atravesar el país por el sur, aparte de querer muchísimo conocer el lugar es el camino que debemos cruzar para llegar a India.
De no haber sido posible obtener la visa teníamos que dar una vuelta mucho más larga por los países de arriba, Turkmenistán, Uzbekistán y Tayikistán y el clima no es de lo más favorable. Cuando comienza el invierno las temperaturas son extremadamente bajas.
Entonces decidimos hacer el trámite como si fuésemos en avión, los requisitos fueron varios, reservas de avión, hoteles y lo que nos costó mucho fue conseguir una carta de invitación de una persona pakistaní ¿…?
Nunca conocimos a uno, era realmente difícil resolverlo… pero con la ayuda de Internet todo se puede. A los 5 días recibimos una invitación de una agencia de trekking (claro está que a cambio de un pago) y eso fue lo que presentamos. Felizmente luego de estar una semana juntando todos los papeles obtuvimos nuestras visas (sin dudas las más caras de todas!!), la misma que nos abrirá la puerta a tierras pakistaníes y la que nos dará paso a India.
Por el sur, siempre por el sur...
Y para pasar esos días de espera nos dimos unos paseos por la ciudad de Milán, esta ciudad tan europea, tan cosmopolita, donde parándose en una esquina se siente la mezcla del mundo entero. Orientales y occidentales.
Modas y gente para todos los gustos.
Milán es una ciudad atractiva de inmensa mezcla cultural.
Nos pasamos unos días estacionados en un barrio de inmigrantes, con la suerte de encontrar el último lugarcito a solo 100 metros del consulado de Pakistán y captando Internet de los "vecinos" de enfrente. Día de suerte para un viajero!!
Al otro día de llegar al barrio, por la mañana, cuando salimos de casa nos sorprendió en la calle el mercadillo ambulante, donde cada miércoles se venden frutas y verduras, pescados y juguetes, pollo y agujas de coser, medias y frutos secos al compás de las ofertas con acentos extranjeros, de gente que vino de otros mundos y eso, sentirlo, hace más pintoresco el paisaje.
El barrio tiene mezcla de olores, de idiomas, de razas, de vestimentas, donde encontrar un italiano hasta sorprende...
Aparte de pasar unos días en Milán también recibimos la invitación de nuestros amigos Sara y Davide para visitarlos en la montaña y también evitar un poco el calor de la gran ciudad, y allí fuimos! Es un pueblo en el norte que lleva como nombre Varallo Sessia. Pero ya les mostraremos y contaremos más del lugar en el próximo capítulo. Un lugar bellísimo! A pura naturaleza y lleno de historia.
Y después de seis días en el norte volvimos a Milán y con la visa en mano, con días hermosos compartidos con amigos seguimos por los caminos de la vida, disfrutando cada momento, como siempre, sintiéndonos que nos movemos con el viento y aprendiendo cada vez más que todo lo podemos programar pero no somos dueños de los tiempos, ellos son los que nos van marcando el camino...
Gracias amigos!!!!!
Gracias por acompañarnos!!!
Hasta la próxima!!!
Seguimos en facebook: ZIRCAOS VUELTA AL MUNDO