Ahora, los hechos le fueron narrados a MaracóDigital.Net por el padre de uno de los menores involucrados.
Progenitor que asumió la responsabilidad que le cupo a su hija y que instó a los padres de los demás chicos a hacer lo propio.
Conclusión: Los ocho ex alumnos, cuatro varones y cuatro mujeres, acompañados de sus padres, se hicieron presente en el establecimiento y pidieron perdón por la rotura de los vidrios.
Fue un momento duro para los protagonistas del vandálico suceso, que comenzó como una travesura tras un festejo de cumpleaños y que sin dudas no tiene explicación racional.
Pero lo importante fue que primero sus padres y luego los propios adolescentes, entendieron que habían actuado pésimo y que debían enmendar su error. Y allí fueron, frente a la directora, al personal docente y hasta frente al portero de la Escuela, a pedir perdón y a ofrecerse a encarar actividades comunitarias y a solventar la colocación de vidrios nuevos.
Podría decirse que los chicos aprendieron la lección. Pero también deberían atesorar que tienen padres que escucharon al primero de ellos asumir su responsabilidad y que se sumaron a esa actitud de no esconder a quien hace algo mal y resolvieron asumir culpas.
Es el mejor ejemplo para esos chicos y también para una comunidad acostumbrada a arrojar la piedra y esconder la mano, rápida para el chisme y el calificativo cuando el hijo no es el suyo.