Un grupo de atletas piquenses y de la zona llevó a cabo la juntada solidaria “Corre por un juguete”. La maratón solidaria con relevos, de la que también participaron vecinos de la ciudad a modo de caminata en la plaza San Martín, tuvo una duración de 24 horas.       

“Entrena, camina, divertite y ayudanos a ayudar” fue el mensaje de los organizadores para el evento que se concretó desde las 20 horas del sábado 7 de enero hasta la misma hora de ayer domingo 8.

Entre los organizadores, y que también participaron de la carrera con releves, estuvieron Miguel Rossotto, Daniel Hernández, “Patri” Anconetani, Matías Rainone, Cesar Baz, Luis Patie, Luis Cassatti, Sebastián Moreno, Ariel Soto, María Escudero, entre otros.

“La verdad que nos vimos gratamente sorprendidos por la respuesta de la gente, fue mucho más de lo que nos imaginábamos o lo que habíamos propuesto desde el comienzo. Anoche, cuando terminó y nos reunimos los organizadores, hicimos una pequeña reflexión y todos coincidimos en la felicidad que sentimos al ver la respuesta de la gente”, expresó Miguel Rossotto.

“Esto demuestra la solidaridad de los vecinos que no sólo donaron los juguetes, todos en muy buen estado y algunos nuevos, sino que también se sumaban a dar vueltas a la plaza; cada cual a su ritmo, trotando, corriendo o caminando”, agregó en diálogo con MaracóDigital.net.

Los juguetes serán donados a instituciones solidarias para chicos, conocidas como los merenderos de la ciudad. “Fueron varios bolsones los que recolectamos y para tener una idea ocuparon dos cajas de camionetas. Este martes nos vamos a juntar con la gente de los merenderos, creo que son cinco en total, y se les hará entrega de lo recolectado”, sostuvo el deportista.

“Los atletas fuimos corriendo en turnos de dos horas cada uno y de los doce que participamos, en promedio, debemos haber corrido entre 16 y 20 kilómetros cada uno. A eso hay que sumarle lo que hizo el resto de la gente, durante todo el día alrededor de Plaza San Martín”, sostuvo.

“La verdad que fue muy reconfortante ver la solidaridad de la gente, escuchar a esos chiquitos que llegaban con sus juguetes y los regalaban porque sabían que iban a hacer feliz a otro chiquito. A modo de colusión la felicidad de todos fue realmente muy grande y, si bien todavía es muy pronto, la idea que quedó en el grupo es que esto tenga una continuidad y lo podamos repetir -al menos- una vez al año”, concluyó Rossotto.