El hecho ocurrió la semana pasada en un shopping de Buenos Aires. Ruben Cuadrelli contó que “el viernes a la noche pasé por Unicenter. Estuve 15 minutos en Falabella, y cuando nos estábamos por ir sentimos que empezaron a pedir un médico a los gritos, muy desesperados. Corrí y vi a una chiquita de menos de dos años, tirada en el piso, ahogada y sin respirar. Los padres, desesperados, y no había otro médico…”. 

Recordó que situaciones similares le ocurrieron “en dos oportunidades anteriores, siempre en los viajes, una vez sobre un crucero, con una nena de 13 años, que estaba en el fondo de la pileta, y en el avión con una abuela. Hago ocho cirugías por semana, pero no estoy acostumbrado a este tipo de situaciones”, contó al diario La Reforma. 

Volviendo sobre la situación ocurrida en Unicenter, Cuadrelli dijo que “me tiré al piso, pero no lograba que respirara. Empecé con respiración boca a boca, la colgué de mis brazos con la cabeza para abajo y haciéndole presión sobre el abdomen para que expulsara lo que se había tragado, que era la leche”. 

“La madre estaba desesperada, el padre se la bancó bastante al lado mío y todo el mundo opinando. Para colmo había mucha gente y todos creían saber qué era lo que había que hacer. Los de seguridad nos hicieron espacio y trabajamos hasta que empezó a llorar y al ratito vomitó… La nena, una muñeca, una divina total. Estuvimos como 15 minutos con respiración y masajes”, añadió. 

Aún en Buenos Aires, el médico piquense sostuvo que “una vez que salió de la situación la colocamos sobre una vitrina, acostada hasta que llegó el servicio de emergencia, que vinieron con una tranquilidad bárbara, como si nada pasara, pero ya estaba solucionado”. 

Manifestó además que “ahora la nena tendrá que ser estudiada para descartar complicaciones…, pero bueno, dentro de la profesión se supone que sabemos actuar en situaciones cómo estas, pero no estoy acostumbrado y debés tener mucho cuidado. Tuvimos la suerte que salió, la mamá estaba desesperada, porque la nena se moría”. 

Contó que “la gente de seguridad estuvo muy bien, terminado el hecho se acercaron a saludarme, uno me tomó los datos, me agradecían…, pero te aseguro que ya para ese momento me quería ir, salir de esa situación, porque iba caminando y la gente me aplaudía, pero yo quería desaparecer, porque tenía muchas ganas de llorar, fue una situación muy particular, porque uno se pone en el lugar de padre”. 

Al ser consultado sobre los hechos anteriores, Cuadrelli respondió “que por suerte logramos sacar a todos. Con la nena del crucero éramos tres médicos, tuvimos que trabajar duro porque uno pisó algo en el fondo de la pileta y era la chiquita. En ese caso quedó internada en el crucero, nos desviamos para llevarla a puerto, creo que era en Sao Paulo, y al regreso, como cinco días más tarde, se volvió a subir y vino a Buenos Aires".  

El otro caso fue con una abuela en un avión, estaba tirada y tuve que actuar también…, son esas situaciones difíciles pero después a uno le queda la satisfacción, porque me gusta la medicina de alma. Tenés que estar preparado, porque también me han tocado otros casos no tan graves como como éstos, es como que tengo un imán…”. 

Fuente: La Reforma