La Escuela Secundaria Media N° 3 de la localidad de Tornquist, al sudoeste de la provincia de Buenos Aires, está convulsionada. En las últimas horas se viralizó un video que expone una situación de descontrol por parte de alumnos del último curso de esa institución. En pleno acto por el inicio del ciclo lectivo, los estudiantes llegaron alcoholizados y provocaron desmanes.
En las imágenes que se dieron a conocer ayer, se ve cómo la directora del establecimiento, Susana Marcolini, reprende a los alumnos en la puerta del colegio, les pide que se retiren a sus casas y les garantiza que no tendrán la falta.
"Yo le pongo presente a todo el mundo, pero quiero que se vayan a sus casas, duermen, y mañana regresan. Y si no, vienen con alguno de sus padres y que se hagan responsables de su estado", dice la autoridad escolar.
Los chicos habían pasado toda la noche sin dormir y algunos habían bebido alcohol, en el marco de una suerte de rito o celebración que, aseguran, se está poniendo de moda: "el último primer día de clases".
"No puede ser que entren así a la escuela cuando estamos haciendo el acto de comienzo del ciclo lectivo. Los padres de los alumnos de primer año se llevan a los chicos porque me piden garantías de que ustedes no entren a la escuela. ¿A ustedes les parece que esa es una situación lógica?", sostiene, visiblemente enojada, Marcolini frente a los estudiantes.
En un momento de la charla, la mujer señala a uno de los alumnos por su evidente estado de ebriedad: "Mariani, se está cayendo parado".
Luego de la difusión del video, que publicó el sitio La Brújula 24, la directora Susana Marcolini se refirió al hecho y lamentó que un episodio no deseado haya tomado estado público. "Después de tantos años y con tanta vida institucional en una escuela, pasar a los medios por estas cosas está marcando que algo no está bien. Hacemos muchísimas cosas muy buenas que no trascienden y eso es una pena", manifestó.
La docente explicó que lo de de celebrar "el último primer día" es una costumbre que "se está generalizando".
"Podemos estar de acuerdo o no en la forma. En la escuela no pasó nada que no sea lo que se vio, el encuentro de chicos que venían muy divertidos, con los que tuvimos una conversación en la puerta del establecimiento; yo marqué las pautas del colegio; en esas condiciones no podían entrar y les dijimos que preferíamos que fueran a sus casas, descansaran y al otro día iniciáramos las actividades con ese grupo", señaló.
Y añadió: "Si hubieran estado contenidos adentro de la escuela, teníamos que llamar a los padres para que los retiraran, pero no habían entrado, estábamos en la puerta".
No obstante, consideró que una parte de la responsabilidad le cabe a la institución: "Nosotros somos responsables en la medida que nos toca porque se trata de chicos que son de la comunidad, que están entre nosotros desde hace muchos años, de manera tal que el tema de quién tiene la culpa a nosotros no nos interesa".
Por último, Marcolini destacó que los chicos reconocieron su error, la abrazaron y le pidieron perdón: "Lo más interesante es ver la capacidad de reflexión que tienen, cómo hoy están arrepentidos y mal con el hecho de que algo interno haya tenido una proyección en los medios".
Fuente: Infobae.com