Son personas que buscan preservar su capacidad de ahorro y la de sus familias, porque, tal como advierten muchos analistas, sospechan que habrá algún tipo de devaluación en los próximos meses.

Según los datos preliminares que informó ayer la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), algo más de un millón de contribuyentes adquirieron moneda extranjera durante el mes pasado, cifra sin precedente y 3,5% superior a los 986.408 que lo hicieron en julio (anterior récord).

En cuanto al monto, si no se llegó a un nuevo máximo histórico fue gracias a que el Gobierno, a través de la AFIP, impuso restricciones al cupo de compras permitidas. Lo hizo después de las elecciones primarias (las PASO).

Se trata de un intento de dosificar el drenaje de reservas que el Banco Central (BCRA) viene sufriendo en los últimos meses por esta vía: desde comienzos del año se vendieron 4218 millones de dólares.

La cifra es 3,2 veces superior a la vendida en igual lapso de 2014 y los analistas coinciden en que irá en aumento en los próximos meses.

Las ventas a ahorristas en el mes llegaron a los US$ 680,5 millones, cifra que se ubicó levemente por debajo del récord mensual de US$ 680,8 millones registrado en julio.

El promedio por operación bajó de US$ 690,2 a US$ 666,4 de un mes a otro, mostrando una "desaceleración mayor que la que se justificaría, lo que no hace más que insinuar limitaciones crecientes por parte de la AFIP", observó la consultora ACM, en alusión al recorte aplicado a los cupos. Aun así, la cifra impresiona. "En especial porque en agosto se vendió casi lo mismo que durante el récord de julio y sin que jugara a favor el efecto aguinaldo", observó por Twitter el economista Christian Buteler.

Con este nivel de compras van a cajas o bolsillos de los ahorristas "2,3 dólares por cada uno que ingresa por el saldo comercial, mientras que en 2014 por cada US$ 4,26 que ingresaban sólo 1 iba al ahorro", suele repetir el economista de CeSur Amílcar Collante para describir el desbalance.

Además, el 91,4% de los compradores aceptan pagar el 20% del recargo que aplica la AFIP en concepto de retención impositiva por Ganancias (es decir, pagaron una cotización de $ 11,15 promedio en agosto) con tal de disponer de inmediato del billete. Parte de ese apuro está vinculada a la oportunidad de conseguir un ingreso extra en pesos, dado que en los últimos días volvieron a ser muchos los que descargaron en el mercado negro parte de lo adquirido para hacerse de una diferencia que fue del 30 al 40% en el mes, dado el vuelo que tomó el blue hasta mitad de la semana pasada.

Desde la implantación del régimen supervisado por la AFIP se efectivizaron 10.968.904 operaciones por un total general de US$ 7183,6 millones, el 61% de las cuales se concretaron este año. Pero la cantidad de compradores en el mes que terminó ayer casi triplicó a los 389.670 registrados en agosto de 2014 y quintuplicó a los 207.576 de abril de ese año, cuando no había aún tanta desesperación por acceder al billete.

Los analistas estiman que el marcado desbalance que enfrenta la plaza cambiaria local (el BCRA lleva un mes vendiendo reservas en continuado, se desprendió de otros US$ 60 millones ayer y lleva unos US$ 1500 millones en ese lapso) derivará en una nueva ola restrictiva en la oferta de dólares, similar a la vivida en el último verano.

Toman en cuenta para eso que quedó atrás la temporada alta de liquidaciones sojeras, se agotaron las maniobras que intentó el BCRA para tranquilizar al mercado y aplacar la sed dolarizadora (ya usó más del 85% del swap chino) y no se logró abrir un camino hacia el mercado internacional de capitales.

Sin embargo, nadie cree que los ajustes tomen por víctimas a los ahorristas en esta etapa, sino que volverán a serlo las empresas importadoras. El consultor y economista Nicolás Dujovne, por caso, estima que en estas semanas el BCRA estaría recortando en US$ 200 millones semanales la provisión de dólares comerciales, lo que presionaría a la baja el nivel de actividad y al alza algunos precios, a la vez que podría derivar en una mayor presión sobre el "contado con liquidación", al intentar algunas empresas proveerse de divisas por esa vía para poder cumplir con sus compromisos comerciales. (La Nación).